Todos Santos, BCS

En este pueblo hay sólo un semáforo y no funciona. Las calles pavimentadas deben barrerse cada día para evitar que el polvo desértico sepulte el asfalto. Es una localidad de 5 mil habitantes en la costa del Pacífico de la península de Baja California, una hora en autopista al norte de Los Cabos. Un sitio internacionalmente conocido a partir de un mito: aquí está el Hotel California, aquel que inspiró la canción del grupo Eagles en los años 70. Es un lugar frecuentado por extranjeros (la mayoría estadounidenses y canadienses) atraídos por su ambiente bohemio y el paisaje desértico a la orilla del mar, donde conviven tres poblaciones: nativos, visitantes y foráneos que se asentaron.

En playa Punta Lobos, la más cercana al centro de Todos Santos, trabajan dos cooperativas de pescadores. “De aquí dependen muchas familias”, dice Vicente, quien ha trabajado aquí 47 años. Por las mañanas pesca para luego vender: sierra, huachinango, pargo, caballa, jurel, como lo ha hecho su familia por cuatro generaciones.

Pero la imagen de pueblito pesquero comenzó a cambiar hace dos años, cuando en Punta Lobos inició la construcción del hotel boutique San Cristóbal y con él, la primera etapa de un proyecto mayor: Tres Santos, un megadesarrollo inmobiliario de segundas casas para extranjeros que triplicará el tamaño de Todos Santos.

MIRA Companies, empresa mexicana con capital estadounidense a cargo del proyecto, invertirá 6 mil millones de pesos en el megadesarrollo que podría albergar a más de 60 mil habitantes, 12 veces la población actual de Todos Santos.

“Ésta es nuestra última frontera”, comenta una estadounidense, quien vive desde hace 10 años en su casa de descanso a la orilla del océano Pacífico en este pequeño pueblo sudcaliforniano, ubicado a más de mil 700 kilómetros de la Ciudad de México.

Acuífero en riesgo

Tres Santos está dirigido a un público extranjero que quiere una casa a orillas del mar, lejos de los grandes hoteles de Los Cabos. Promociona un estilo de vida ecológico, económicamente sustentable, holístico y de bienestar.

Pero lo que MIRA Companies proyecta es una zona habitacional y turística de 414 hectáreas (el tamaño aproximado del Bosque de Chapultepec) que incluirá 4 mil 470 casas-habitación, un plantel de la Universidad Estatal de Colorado (CSU), áreas comerciales, huertos orgánicos, tres hoteles boutique, una granja, un club de nado privado y hasta una planta desalinizadora.

Shannon Gillespe, jefe de ventas de Tres Santos, dice que MIRA realizó investigaciones de mercado para determinar cuál debía ser el enfoque de su proyecto. “Era evidente que había una necesidad de algún tipo de alternativa a las comunidades turísticas con campo de golf cerradas. Ese es un enorme mercado en México, pero hay personas que quieren algo diferente: sentirse bienvenidas por la comunidad, aprender cómo es e integrarse a ella”.

No ha sido así. Tres Santos desató una controversia entre los todosanteños —nativos y extranjeros— desde la presentación pública del proyecto en julio de 2013. A pesar de la oposición, fue aprobado cinco meses más tarde por el entonces delegado estatal de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), José Carlos Cota Osuna.

Las obras de construcción iniciaron y en marzo de 2015 la tensión entre los pobladores y la empresa aumentó, cuando medios locales revelaron que MIRA había roto una de sus promesas a la comunidad: no utilizar el agua del municipio de La Paz y construir una planta desalinizadora para generar su propio suministro. Incluso, la empresa había admitido que la zona padece de un “severo déficit de agua”, en un reporte de factibilidad de 2012.

Todos Santos está sobre un acuífero que en años recientes ha presentado déficit. Un análisis de datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), realizado por la iniciativa civil Cartocrítica, señala que ahí se extraen de forma ilegal 37 litros por segundo de agua subterránea.

El entonces titular del Organismo Operador de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento de La Paz, Héctor García González, reconoció que el desarrollo había pagado derechos de conexión a la red de agua potable municipal. Meses después la empresa aceptó que lo había hecho para la primera parte del proyecto.

Posiciones encontradas

Ariel Ruiz, presidente de la cooperativa Punta Lobos, explica que en 2014, cuando revisaron las coordenadas de las concesiones de los pescadores, se percataron de que una está en la punta de un risco y otra en medio del mar. En ese entonces, el mismo delegado de la Semarnat que autorizó el proyecto de Tres Santos, Cota Osuna, argumentó que se trató de un error de medición y que las cooperativas y la empresa debían llegar a un acuerdo.

“Lo bonito que tenía nuestra playa era la entrada, los mangles y el estero. Todo eso que teníamos lo quitaron; pusieron el pinche hotel ahí para tapar todo esto”, dice Francisco Javier Torres, de 41 años y 25 de pescador.

En septiembre de 2015 hubo una marejada que desapareció la playa frente al hotel. La empresa respondió que fue una marea irregular y que su interés no es despojar a los pescadores de la playa. En los hechos, su área de trabajo ha sido reducida y varios afirman que desde que se construyó el hotel las marejadas son recurrentes.

“¿A qué más nos podríamos dedicar? ¿Trabajar en el hotel? ¿Cuánto nos pueden pagar por andar ahí de velador? Aquí del mar sí sale para estar bien con la familia y vivir bien. Es muy difícil buscar un trabajo, tantos años aquí y de repente de un día para otro… Es muy difícil. No estamos de acuerdo. No queremos dejar nuestro trabajo. Por eso estamos luchando para que no nos afecte a fondo todo esto, aunque nos está afectando ya”, dice el pescador.

Para Javier Barrios, director de MIRA, quienes se oponen a Tres Santos son “instigadores”. El 15 de diciembre de 2015 la empresa presentó una demanda por el delito de despojo y asociación delictuosa en contra de cinco personas que apoyaban a los pescadores con el campamento en el camino a la playa.

“Después de meses de diálogo con los pescadores y otras partes interesadas, se hizo evidente que estos cinco instigadores [ninguno de los cuales es pescador] no iban a ceder”, respondió, vía correo electrónico, para este reportaje.

Leticia Maldonado, ex alumna y presidenta de la Organización de Estudiantes Latinoamericanos de la Universidad Estatal de Colorado (CSU), visitó Todos Santos para conocer el centro que forma parte de Tres Santos. “La comunidad nos dijo muy claramente: ‘Ya no queremos más desarrollos, están acabando con nuestra tierra, con nuestra agua, están invadiendo nuestras comunidades’. Todo lo que ellos [representantes de MIRA] decían encajaba: ‘Esto va a ser orgánico, sustentable’. La onda superhippie, pero imperialista”, dice Maldonado.

Para este reportaje se solicitó la versión del gobierno de Baja California Sur a través del subsecretario general, Esteban Beltrán, su representante en la negociaciones entre pescadores y empresa, y del secretario de Desarrollo Económico, Medio Ambiente y Recursos Naturales, Rodrigo Guerrero, pero no hubo respuesta.

El futuro del proyecto

El gobierno mexicano (en los tres niveles y en diferentes administraciones) ha jugado el papel de juez y parte en el conflicto, acusan activistas y pescadores. Una prueba, dicen, es el desalojo de un plantón, el 2 de febrero de 2016, por policías municipales y federales.

En el papel, lo que permite que el proyecto siga es el Programa Subregional Todos Santos-El Pescadero-Las Playitas, promovido desde 2008 por Marco Antonio Domínguez Valles, ex director de Desarrollo Urbano y Ecología municipal de La Paz en la administración de la alcaldesa perredista Rosa Delia Montaño y actual perito responsable de la obra de Tres Santos.

Guillermo Tito Fenech, socio y sucesor de Domínguez Valles en la Dirección de Desarrollo Urbano, con la alcaldesa priísta Esthela Ponce, autorizó en 2014 el plan de uso de suelo. Y ahora, el ayuntamiento y el gobierno estatal panista también parecen apoyar el proyecto.

Aunque se intentó entrevistar a funcionarios municipales y estatales involucrados en el tema, sólo el actual director de Desarrollo Urbano y Ecología, Armando Anaya Carbajal, declaró que el plan maestro de uso de suelo de Tres Santos está en revisión porque presentó “algunas inconsistencias”. Entre otras, que no tienen un área de donación frente a la zona federal marítima, como lo marca el reglamento.

“Tuvieron que rediseñar el plan maestro que ya está autorizado por el gobierno del estado y faltamos nosotros (…) Lo que pasa es que está autorizado. No podemos decir nosotros: ‘Estás incumpliendo’, sí está… o sea, no está conforme a la ley, pero al final de cuentas está autorizado”, explicó el funcionario.

La Ley de Desarrollo Urbano y Ecología de Baja California Sur señala que las construcciones que se hagan sin licencia, autorización o incumplan planes o programas de desarrollo urbano, podrán clausurarse. Sin embargo, Anaya Carbajal dijo que no es necesario clausurar porque la empresa accedió “de buena manera” a modificar el plan.

Hoy, el proyecto Tres Santos es un hotel en obra negra que abrirá en enero de 2017; una pequeña huerta en los límites del centro de Todos Santos y nueve casas, que aún están en construcción, junto a un plantel recién estrenado de la Universidad Estatal de Colorado.

Un anuncio de bienvenida en Tres Santos dice: “Amigo pescador y visitantes: este camino es libre para tu beneficio y diversión”. Un guardia armado con escopeta y un perro de ataque vigilan la entrada a la playa Punta Lobos.

Este reportaje fue producido con el apoyo de y el Fondo Candeo de la International Community Foundation. Nina Feldman contribuyó en él. En colaboración con Pie de Página, de la Red de Periodistas de a Pie.

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