Federico Martínez Urmeneta, presidente del Grupo Tradeco —dedicado a la construcción de infraestructura—, comenzó a colocarse en las listas de los 100 empresarios más importantes de este país en las revistas de negocios a finales del sexenio del ex presidente Felipe Calderón.

A las fiestas de cumpleaños de Roberto Gil Zuarth, ex secretario particular de Calderón y hoy senador del PAN, asistía el constructor y amigo de Patricia Flores Elizondo, ex jefa de la Oficina de la Presidencia con Calderón.

A principios de este año el PRI en el Senado puso en la mira a Federico Martínez, pues presume que en las administraciones panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón se benefició de contratos, presuntamente irregulares, por 20 mil millones de pesos en obras.

Una de las más grandes fue el Puente Baluarte— el cual une a Sinaloa y Durango—, estructura emblemática del calderonismo.

Desde finales del año pasado circuló un expediente de Tradeco con detalles de las amistades de Martínez Urmeneta y el cúmulo de contratos obtenidos en los gobiernos federales de Fox y Calderón. El documento, sin ningún logotipo oficial, también llegó a las manos del empresario. “Tengo una vida muy aburrida, no hay nada extraordinario”, dice y esboza una sonrisa.

La andanada lo obliga a salir a la superficie. Federico Martínez es un empresario distante de los medios.

¿Tradeco fue la empresa consentida del calderonismo?

—No, de ninguna manera. Afortunadamente nosotros crecimos mucho en ese sexenio, pero hemos crecido en todos. Nuestra empresa empieza de cero en 1992, tenemos un crecimiento importante en esos tres años, en el sexenio del presidente Carlos Salinas. Luego en el del presidente Ernesto Zedillo hicimos cosas importantes. Con Vicente Fox empieza ya nuestro crecimiento en Sudamérica. El presidente Calderón invirtió mucho en infraestructura y por eso tuvimos un buen crecimiento, pero hay otras empresas constructoras mexicanas que también tuvieron un gran crecimiento con Calderón: Carso, ICA, Infra. Muchas obras no nos fueron adjudicadas con Calderón, otras sí, pero en la repartición por ejemplo de las cárceles privadas, de las penitenciarías privadas con sus contratos de prestación de servicio, fueron ocho las que se adjudicaron de manera directa; a nosotros nos dieron una de esas ocho, y hubo dos empresas que obtuvieron dos penitenciarías por adjudicación directa.

¿Influyó su amistad con Roberto Gil y Patricia Flores?

—De ninguna manera, tengo una buena relación con el señor Roberto Gil, es una persona que conozco y aprecio, él, vamos a decir, es un actor de la vida pública en el sector legislativo, es una gente a la que conozco bien y te puedo decir que es amigo mío.

A Patricia la veo poco, creo que vive fuera de México, es una buena persona a la que también respeto y le tengo aprecio. Creo que como contratistas y sobre todo, como figura pública, en el día a día de la solución de los problemas, y en hacer que las cosas sucedan tienes interacciones con actores políticos que son los que están del otro lado de la mesa, los dueños que toman decisiones o empujan las cosas.

Sobre las dos personas que mencionas, ninguna de ellas tuvo un puesto que tuviera la responsabilidad del ejercicio de recursos públicos o de otorgar obras, o de en un determinado momento definir programas como las cárceles, por ejemplo.

Pero tenían poder...

—Seguramente sí, pero lo que te quiero decir es que la relación con ellos (Gil y Flores) no era en ese sentido.

20 mil mdp en una década

El empresario mira de soslayo hacia el ventanal del piso 16 en un edificio de oficinas en el sur de la ciudad de México, donde se ingresa con lectores de iris y huella digital. Acaba de regresar de Colombia, de Bolivia y de Estados Unidos, donde tiene obras.

Les dieron 20 mil millones en contratos en una década de gobiernos del PAN, según el PRI en la Cámara de Senadores...

—Desconozco cuál sea la intención (de divulgarlo). De todos los contratos que tenemos casi 95% son públicos.

¿Enfrentaron alguna falta grave con la Auditoría Superior de la Federación?

—En el día a día tenemos la obligación de atender las observaciones por parte de nuestros clientes, pero en 23 años, en ese sentido, vamos bien.

¿Ve alguna intencionalidad política al señalar a Tradeco?

—No lo veo así.

Por algo salen...

—Deben de tener su intención, habrá que preguntarles a ellos porqué. Yo lo que te puedo decir es que crecimos bien, nos fue bien, como nos ha ido bien en otras administraciones. En febrero del año que entra ya cumplo 12 años con priísmo y 12 años con panismo, también hemos trabajado para la ciudad de México y para el PRD en la capital del país.

Desde López Obrador hicimos los segundos pisos con él, la primera parte, los segundos pisos y los principales contratos los tuvimos nosotros en esa administración.

¿No le estarán pisando ustedes los ‘callos’ a alguien?

—Ja, ja, ja, no lo sé. La competencia siempre tiene sus matices y aristas.

¿Han tenido algún incidente con obras contratadas recientemente con la Sedena?

—No tenemos obras contratadas con Sedena en esta administración. Estamos entregando a la Sedena un parque eólico en Oaxaca y estamos finiquitando una obra en la Base Aérea de Santa Lucía. Creo que le afecta a este trabajo la construcción del nuevo aeropuerto, porque va a dejar de funcionar Santa Lucía. Según tengo entendido, hay un tema de competencia de aproximación en donde un proyecto no es viable con la existencia de otro. Estamos en ese proceso.

¿Hubo alguna intervención de algún personaje político para que ya no avanzara en el Congreso esta solicitud de investigación a los contratos de Tradeco?

—Te soy honesto, no lo sé.

¿Tiene Tradeco alguna obra con el constructor mexiquense, Juan Armando Hinojosa, de Grupo Higa?

—No.

¿En el pasado han sido socios, compañeros de alguna licitación?

—Hemos estado en algunas licitaciones compitiendo a lo largo de muchos años; Juan Armando es un contratista que tiene mucho tiempo en el mercado y nos hemos enfrentado en algunas licitaciones. El único intento que hemos buscado juntos es el famoso Consorcio del Aeropuerto, donde estamos nueve empresas: está Constructora Tella, que es una constructora de Juan Armando, además de ICA , GIA, Coconal, Carso.... Ese es el único intento que hemos hecho de trabajar de manera conjunta.

Pero digamos, no es algo que esté ya finiquitado.

—Pues estamos en revivirlo. Hay algunas empresas que lo quieren revivir, otras que no.

¿Hacia dónde va Tradeco?

—Debemos capitalizar las oportunidades que vienen en México en el mediano plazo. Creo que las necesidades de infraestructura de México son muy grandes y creo que hay para todos.

Y seguir su incursión en otros países de América...

Claro, nos gusta y es algo que debemos seguir haciendo.

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