Su último respiro lo dio a las 15:12 horas del viernes 28 de julio, en un hospicio al que había sido trasladado por la mañana y acompañado únicamente por sus padres.

Fue un momento muy íntimo y cargado de emotividad, según describieron Chris Gard y Connie Yates, en le primera entrevista que dieron tras la muerte de su hijo Charlie.

El niño británico, cuya historia conmovió al mundo, habría cumplido un año de vida el 4 de agosto. Sin embargo, falleció pocos días antes luego de que fuera desconectado de las máquinas que lo mantenían con vida, por orden de la Justicia británica.

Charlie padecía una condición llamada Síndrome de Agotamiento Mitocondrial, que hacía que sus órganos y músculos se debilitaran progresivamente.

Sus padres intentaron llevarlo a Estados Unidos, donde el neurólogo Michio Hirano les ofreció tratarlo con una terapia experimental.

Sin embargo, los médicos del hospital Great Ormond Street donde estaba internado se opusieron a su traslado, ya que consideraban que la enfermedad era irreversible y que lo mejor para el niño era dejarlo morir con dignidad.

Chris y Connie batallaron contra la Justicia durante meses, pero finalmente accedieron a que su hijo fuera desconectado.

"Pusimos una cama junto a la suya, y Chris y yo nos recostamos a su lado (...) No queríamos dormir porque queríamos aprovechar cada momento con él", recordó Connie sobre las últimas horas que pasaron con Charlie en el hospital, antes de que fuera trasladado al hospicio donde finalmente falleció.
 
"Lo abrazamos mucho y le dijimos lo mucho que lo amábamos. Le tomamos fotos de sus manos, pies, dedos de las manos y de los pies. Cada segundo con él era precioso", agregó.

El traslado de Charlie estaba programado para las 07:00 horas del 28 de julio y en un último intento por aplazar su partida, Connie le escribió al juez rogándole por un poco más de tiempo para despedirse de su hijo.

"Esperaba un poco de compasión, pero él respondió que simplemente no era posible por el hospital Great Ormond Street no estaba de acuerdo", relató Connie el Daily Mail.

De esta manera, Charlie fue trasladado en una ambulancia, mientras sus padres tuvieron que seguirlo en otro vehículo. Una vez en el hospicio, el niño fue ubicado en una habitación donde pasaría sus últimas horas de vida.

Durante la espera, sus padres quisieron hacer algo especial, por lo que lo llevaron a dar un breve paseo en coche por los jardines del recinto.

El tiempo pasó y el personal del hospicio dijo que era hora de desconectarlo. "Chris y yo llorábamos. Nos recostamos con Charlie entre nosotros, cada uno sosteniéndole una mano. Le decíamos que estábamos allí, que lo amábamos, cuán orgullosos estábamos de él", recordó Connie.

"Charlie abrió sus ojos, nos miró por última vez y los cerró antes de partir", agregó su madre. Su corazón se demoró 12 minutos en dejar de latir.
 

Por fin en casa


Chris y Connie hicieron todo lo posible para que Charlie pasara sus últimas horas de vida en su casa, pero finalmente tuvieron que acceder a que su hijo falleciera en un hospicio. Sin embargo, tras su muerte, el establecimiento les ofreció una cuna climatizada para que pudieran llevar el cuerpo de Charlie a su casa y despedirlo junto a la familia.

"Charlie aún estaba caliente cuando pasamos por la puerta principal (...) El momento fue muy emotivo", rememoró Connie. La pareja había dejado el departamento en octubre, cuando su hijo fue diagnosticado, y se habían trasladado a vivir cerca del hospital donde estuvo internado durante 10 meses.

Chris y Connie instalaron la cuna junto a su cama. En su interior, el pequeño cuerpo de Charlie junto a tres monos de peluche: uno que representaba al niño, otro a su madre y el tercero a su padre.

"En esos preciosos días, se veía aún más hermoso sin las cintas en su rostro. Se veía como un niño perfecto", señaló Connie.

Ahora los padres de Charlie proyectan su futuro. Chris retomará su trabajo como cartero, mientras Connie se enfocará en sacar adelante a la Fundación Charlie Gard, cuyo objetivo es ayudar a padres que pasan por situaciones similares a la suya.

Respecto a la posibilidad de tener otro hijo, aún no lo han discutido. Sin embargo, de querer hacerlo, tendrían que someterse a un tipo especial de fecundación in vitro, en el que el embrión es analizado antes de su implantación para descartar que padezca la misma condición que le quitó la vida al pequeño Charlie.
 

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