La policía técnica judicial de Costa Rica reveló hoy que el ex policía costarricense José Fabio Pizarro Espinoza, un paramilitar que fue detenido el pasado 21 de junio por contrabando de drogas y que hace 10 años fungió como director general de la Fuerza Pública de este país, llegó a ser “gerente de operaciones” de un cártel mexicano del narcotráfico internacional y coordinó nexos en Colombia y Centroamérica para trasladar sustancias ilícitas por tierra y por aire a México en ruta a Estados Unidos.

El costarricense Wálter Espinoza, director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ policía técnica), confirmó que Pizarro se convirtió en el jerarca de la red en Costa Rica que coordinó el tráfico de drogas para el cártel mexicano.

Aunque ninguna autoridad lo confirmó oficialmente, los informes conocidos en este país al menos desde 2009 sobre los movimientos de Pizarro señalaron que el nexo podría ser con el Cártel de Sinaloa en México.

“Nosotros tenemos establecido que ( Pizarro ) estaba relacionado, indudablemente, con una organización internacional de mexicanos y que él lideraba y ‘gerenciaba’ a un grupo en nuestro país que se encargaba de transportar y asegurar el tránsito del clorhidrato de cocaína por nuestro país, recurriendo al método que fuese necesario”, confirmó Espinoza.

Al detallar que las investigaciones permitieron determinar que el grupo instalado en Costa Rica mantuvo comunicación con los vínculos de la organización en México, Centroamérica, Panamá y Colombia , el director del OIJ reveló que “el único autorizado para hacer esos enlaces y esos contactos era Pizarro. El resto del grupo le daba soporte y (cumplía) las órdenes que giraba Pizarro y brindaba soporte y apoyo para que la organización pudiese funcionar”.

En este escenario, cuatro hombres fueron detenidos hoy en diferentes partes del territorio costarricense por supuestamente formar parte del grupo.

“Estos cuatro sujetos daban soporte o apoyo logístico a la organización. Se encargaban de colocar compartimentos ocultos en los vehículos que se utilizaban para realizar el transporte de droga, colaboraban en labores de vigilancia y de seguridad y, en general, brindaban apoyo a todas las actividades que la organización requiriera para efectos de transportar y trasladar el clorhidrato de cocaína por el territorio costarricense”, relató Espinoza.

El caso.

El pasado 21 de junio, el OIJ anunció la desarticulación de una red criminal dirigida por un mexicano, de apellidos Pineda Hernández, de 46 años, y Pizarro, de 51, que vendieron rutas aéreas de transporte de cocaína “al mejor postor” de los cárteles de México y Colombia desde pistas clandestinas de aviación en el norte de Costa Rica.

Ambos fueron detenidos ese día con al menos 237 kilos de cocaína en su poder.

El ex policía costarricense es un experto en operaciones en montaña que en 2013 creó un grupo paramilitar con el supuesto alegato de defender a Costa Rica de una invasión armada de Nicaragua y que en 2007 se convirtió en director general de la Fuerza Pública.

La captura de ambos y las de otros dos hombres—de apellidos Monterrey Potoy, de 42, y Cantillo Mora, de 54—se registró en Orotina, una localidad costarricense cercana al litoral central del Océano Pacífico.

En lo que se denominó “Operación Patria”, agentes del OIJ y de la gubernamental Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS) interceptaron un vehículo de carga, que transportó la droga, y un automóvil, que aportó vigilancia, y detuvieron a los cuatro y decomisaron la droga, armas, un aparato del Sistema de Posicionamiento Global (GPS por sus siglas en inglés), un visor nocturno o instrumento electrónico para mayor visibilidad en zonas montañosas o boscosas sin luz natural y radios para la comunicación del grupo.

El OIJ y la DIS revelaron que el grupo trataba de transportar la mercancía a una pista clandestina de aviación en Guanacaste, una provincia del noroccidente de Costa Rica y fronteriza con Nicaragua, y esperaban la llegada de una aeronave mexicana que la trasladara a México.

Al día siguiente de las capturas, el OIJ y la DIS aseguraron que la estructura comandada por Pineda y Pizarro tenía una ruta que se “vendía al mejor postor” entre los cárteles de México y Colombia, para el uso de pistas clandestinas de aviación en el norte de Costa Rica. La DIS alertó de un intenso movimiento de “aeronaves mexicanas”.

Acerca de Pineda, las autoridades costarricenses explicaron que informes policiales de México puntualizaron que aunque tampoco pertenece de “forma exclusiva a un cártel”, opera rutas que existen entre el sur y el norte de América para el contrabando aéreo de drogas.

Los arrestos del 21 de junio están ligados a un operativo de mayo de 2016 que permitió confiscar 430 kilos de cocaína a un dominicano y dos costarricenses en la misma región del litoral Pacífico

Paramilitar.

La DIS confirmó que Pizarro se convirtió en un “objetivo de la seguridad nacional” desde que en 2013 creó un grupo paramilitar con la supuesta intención de proteger a Costa Rica de una invasión armada de Nicaragua por los litigios territoriales limítrofes bilaterales.

Bajo el mando de Pizarro, el autodenominado “Frente Patriótico para la Defensa Nacional”, un grupo paramilitar con las células “Patrulla 1856” y “Vanguardia de Hierro”, fue creado aparentemente a inicios de 2013 pero en noviembre de ese año emergió en medios de comunicación y redes sociales con un juego a la guerra en las montañas de Costa Rica, con el anuncio de que protegería la soberanía costarricense de un ataque militar nicaragüense.

Pizarro, que alcanzó el rango de coronel en la estructura policial de Costa Rica, se exhibió en entrenamientos con un centenar de hombres y mujeres con rostros embadurnados, uniformes verde oliva, cascos y botas militares, con mochilas y pertrechos, en posiciones de combate, en recorridos en montaña o en prácticas de tiro.

El gobierno de Costa Rica, presidido en ese entonces por Laura Chinchilla (gobernó de 2010 a 2011) rechazó el surgimiento del grupo en un país que en diciembre de 1948, hace casi 69 años, abolió el ejército y depositó su seguridad en una policía civil y en el derecho internacional, y calificó a sus integrantes como “grupos mercenarios”.

Pizarro quedó bajo la mira del OIJ desde mayo de 2009, cuando un helicóptero de matrícula costarricense se estrelló en las montañas del sector central de Costa Rica con 395 kilos de cocaína y gran cantidad de dinero que presuntamente pertenecían al Cartel de Sinaloa, que en ese entonces era dirigido por el mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán, ahora encarcelado en Estados Unidos.

Pizarro llegó de primero al sitio del desastre, en el que perecieron el mexicano Germán Trejo y el costarricense Édgar Arguedas, piloto.

El OIJ admitió que cuando sus patrullas arribaron al sitio del percance a rescatar los cadáveres, nunca pudieron localizar el aparato de posicionamiento satelital del helicóptero, lo que generó que se sospechara de Pizarro por ingresar primero al área del desastre. El aparato habría permitido determinar las rutas de la aeronave.

Los informes policiales describieron que el helicóptero despegó de una pista del litoral sur del Pacífico de Costa Rica en ruta a un hotel de Turrialba, en el área sureste de esta nación, que fue alquilado por dos mexicanos, de apellidos Pérez y López, aparentemente ligados también al Cártel de Sinaloa y que huyeron de este país casi de inmediato por el accidente aéreo.

lsm

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