El 25 de septiembre de 2015, el presidente republicano de la Cámara Baja, John Boehner, anunció su renuncia por no contar con el apoyo del sector más derechista del partido.

Esa fue la primera victoria del Freedom Caucus, un grupo informal que surgió en febrero de ese año, sin lista oficial de miembros, heredero e impulsor de las ideas más radicales del Tea Party y acérrimo enemigo de todo aquello que suene a intervención del Estado, o a aumento del gasto público.

Paul Ryan fue el único candidato que estuvieron dispuestos a aceptar para reemplazar a Boehner, por considerar que se “aproximaba” a sus ideales.

Este caucus cobró una fuerza inesperada: su rechazo a la reforma de salud del presidente Donald Trump, por considerarla “insuficientemente conservadora”, llevó a la administración a retirar el proyecto del Congreso, sin someterlo a votación, ante la falta de un número suficiente de sufragios a favor.

Ni los llamados de Trump de que esa postura se traduciría en la permanencia de la Ley de Salud Asequible, u Obamacare, del presidente Barack Obama, ni los de Ryan, de que hacer más restrictiva la reforma de lo que planteaba el presidente haría imposible que pasara en el Senado, bastaron. Y es que el Freedom Caucus no negocia, impone.

Ante el creciente poder de este grupo, el Pew Research Center decidió emprender una investigación, según la cual, contabilizó a 36 miembros del caucus, tras hacer consultas individuales. Expertos estiman que en el Congreso estadounidense actual, 31 de los legisladores pertenecen al Freedom Caucus. En una legislatura tan dividida, donde si bien los republicanos tienen mayoría en ambas cámaras existen muchos matices entre los extremos liberal y conservador, la cifra es crucial, como quedó evidenciado ayer, cuando para que la Trumpcare pasara se requería de un voto en contra no mayor a 22. Medios como The Washington Post señalaron que unos 36 legisladores dijeron que votarían “no”. Muchos de ellos, integrantes del caucus.

Se trata, según la investigación del Pew, de un grupo donde no hay mujeres, sólo un hispano -Raúl Labrador, representante por Idaho, firme defensor de la Primera Enmienda sobre la libertad de prensa, y de controlar el presupuesto- y cuyo rostro visible, considerado como su líder, es Mark Meadows, representante por Carolina del Norte, quien exigía el fin de cualquier tipo de alivio fiscal en la reforma de salud y tachó de “poco conservadora” la propuesta de Trump.

Aunque aseguró que no votarían en bloque, por el resultado final, todo indica que el Freedom Caucus si votó a una voz, con el resultado ya conocido: la derrota de la Trumpcare.

ml

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