Washington.— El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, aguardará “algunos movimientos” por parte de las autoridades de Cuba, en particular en el tema de las libertades para decidir cómo será la relación con ese país, aseguró ayer el hombre que será su jefe de gabinete, Reince Priebus.

“No vamos a tener un acuerdo unilateral procedente de Cuba sin algunos cambios en su gobierno”, dijo Priebus, mencionando en particular temas como la liberación de los prisioneros políticos, la represión y las libertades, como la religiosa.

El jefe de gabinete del próximo gobierno de Trump, quien asumirá la presidencia el próximo 20 de enero, aseguró que el magnate cree que esas cosas “necesitan cambiar para tener una relación abierta y libre” con la gestión cubana.

“Creo que para alcanzar un acuerdo de cualquier tipo, el presidente electo Trump va a esperar algunos movimientos en la dirección correcta por parte del gobierno cubano. De no haberlos, se revertirá el acercamiento de los últimos tiempos”, advirtió Priebus.

“El presidente electo ha sido muy claro en que no hay nada malo en hablar con la gente. Está dispuesto a hablar con quienquiera, pero debemos tener un acuerdo mejor”, agregó Priebus respecto a la normalización de relaciones entre Washington y La Habana, emprendida por el actual gobierno de Barack Obama.

Kellyanne Conway, asesora del equipo de transición de Trump, dijo al programa This Week, de la cadena ABC, que para que el presidente electo “pudiera iniciar nuevas conversaciones con Cuba, tendría que ser un país muy diferente”.

“Él quiere asegurarse que cuando Estados Unidos se involucre en cualquier tipo de relaciones diplomáticas o acuerdos comerciales, que nosotros, como Estados Unidos, estemos protegidos y nosotros, como Estados Unidos, recibamos algo a cambio”, agregó.

Conway dijo que no se ha decidido nada sobre Cuba, pero indicó que la Casa Blanca está permitiendo que la aviación comercial haga negocios con un gobierno represor y con las Fuerzas Armadas.

La asesora añadió que “el asunto de primer orden” es congregar a la comunidad internacional para tratar de liberar a los prisioneros políticos.

Aunque la apoyó en un primer momento de su campaña electoral, Trump ha criticado la política de deshielo de Obama hacia la isla y ha prometido revertirla, a menos que vaya acompañada de una mejora en el terreno de las libertades y los derechos humanos en La Habana.

Desde diciembre de 2014, cuando Obama y su colega cubano, Raúl Castro, anunciaron el inicio del deshielo en las relaciones bilaterales, ambos gobiernos han restablecido los lazos diplomáticos, han abierto embajadas en las respectivas capitales y se han reanudado los vuelos comerciales directos entre ambos países, entre otros progresos.

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