Asida al galardón de ser la cuarta principal economía de América Latina y el Caribe, y sólo superada por Brasil, México y Argentina, Colombia se mece entre exhibir las megacifras que la colocan en los pedestales del poder comercial y financiero regional y desnudar los microdatos de un cuadro social de prolongado deterioro.

El conflicto bélico que por 52 años enfrentó a los estratos estatales de seguridad con las guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) llegó el 29 de agosto anterior a un definitivo cese del fuego y mientras las partes se aprestan a firmar la paz el próximo lunes, otro enemigo sigue vigente: la pobreza.

“El contraste es que Colombia tiene economías de punta y del quinto mundo”, dijo la politóloga colombiana Marcela Prieto, directora de la revista Foro Semana, de esta ciudad. “Colombia tiene gente educada para ser competitiva en el primer mundo pero también rangos de analfabetismo y de falta de calidad educativa que están a niveles africanos”, describió, en una entrevista con EL UNIVERSAL.

Más de 9.8 millones (20.2%) de los 48.8 millones de colombianos engrosan un índice de pobreza que mide condiciones educativas, infantiles, juveniles, laborales, sanitarias, habitacionales y de acceso a servicios públicos, precisó un informe de marzo de 2016 del estatal Departamento Administrativo de Estadísticas (DANE).

El Ministerio de Educación de Colombia confirmó que el analfabetismo es de 5.8% y golpea a más de 1 millón 900 mil colombianos. La Organización de Naciones para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reveló que 4.4 millones de personas están subalimentados en Colombia en 2016.

Pero el cóctel de esta nación que es la cuarta latinoamericana en producción de petróleo y que capta más de la mitad de sus ingresos en exportaciones por venta de crudo, también muestra un promedio anual de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 3.9% desde 2006. El DANE informó que los sectores financieros, construcción y comercio impulsan el crecimiento, por lo que el gobierno pronosticó que la posguerra atraerá inversión y seguridad y que el PIB tendrá un incremento adicional de 1.1% a 1.9% al año.

La deuda. A juicio del colombiano Jorge Restrepo, director del (no estatal) Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos, de Bogotá, “la factura social sólo se podrá pagar estando en paz”.

“Algunos de los problemas sociales tampoco sería posible resolverlos si hubiese continuado el conflicto con las FARC”, añadió, en una entrevista con este diario en la que aclaró que “tampoco quiere decir que terminar la guerra sea poca cosa”, Restrepo afirmó que “esos otros problemas que afectan a millones solamente se van a resolver una vez se termine (la guerra) o gracias a que se acabó”.

El Instituto Internacional de Estudios para la Paz (SIPRI), de Suecia y que monitorea gastos militares globales, confirmó que Colombia gastó más de 197 mil 214 millones de dólares en presupuestos castrenses de 1988 a 2015 o 27 de 52 años de guerra.

Estados Unidos entregó más de 15 mil millones de dólares en ayuda militar desde 2000 en el Plan Colombia, pactado por Washington y Bogotá para combatir a la guerrilla y al crimen organizado, según datos oficiales.

El Senado de Colombia calculó que en los próximos 10 años se requerirán unos 31 mil 400 millones de dólares para financiar la repartición de tierras, insumos agrícolas, infraestructura y una larga lista de beneficios incorporados al acuerdo de paz.

Desplazados. Para una nación con una pobreza extrema que, de acuerdo con DANE, bajó de 3.9 millones de colombianos en 2014 a 3.8 millones en 2015, las remesas familiares siguen aumentando como reflejo de la constante migración al exterior de colombianos que huyeron de la guerra, del narcotráfico y de otras modalidades del crimen organizado.

El Banco Central de Colombia confirmó que este país recibió casi 58 mil millones de dólares en remesas de 2000 a 2015 de EU, América Latina y Europa y que triplicó su deuda externa pública y privada de 36 mil 219 millones de dólares en 2000 a 115 mil 966 millones de dólares en 2016.

Con una inflación que, según el Banco, subió de 3.17% en 2010 a 5.22% en 2015, el flanco laboral está en crisis. El desempleo aumentó de 8.8% en julio de 2015 a 9.8% en julio de 2016, el salario mínimo es de 238 dólares al mes y para cubrir el costo de la canasta básica se requiere casi un salario y medio, mientras que entre desocupados y subempleados hay cerca de 11.3 millones de personas con 21.7 millones de ocupados, puntualizó el DANE.

Ante este cúmulo de factores, la politóloga Prieto alertó: “La estructura social de Colombia muestra que no hemos sabido resolver nuestras diferencias con diálogo. Nos tenemos que estar agrediendo… siempre”.

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