La Paz.— Evo Morales enfrenta la mayor crisis social en más de una década en el poder, tras el asesinato de un viceministro a manos del poderoso sector de los mineros artesanales, que rechazan ser sindicalizados y exigen asociarse con entes privados para hacer frente a la caída de los precios de los metales.

El mandatario boliviano calificó de “conspiración política” el secuestro y asesinato a golpes del viceministro (subsecretario) de Régimen Interior, Rodolfo Illanes, ocurrido el jueves en la localidad de Panduro, 130 kilómetros al sur de La Paz, adonde el funcionario acudió para intentar dialogar con los mineros luego de tres días de cortes de carreteras, que dejaron tres manifestantes muertos en choques con la policía.

Tres dirigentes cooperativistas mineros, incluyendo al parecer a Carlos Mamani, líder principal de la Federación Nacional de Cooperativas Mineras (Fencomin), así como 43 miembros del colectivo, fueron detenidos en el marco de las investigaciones por el crimen. De ser hallados culpables, podrían ser condenados hasta a 30 años de prisión.

“Esta es una conspiración política, no una reivindicación social”, dijo Morales en rueda de prensa, en la que declaró duelo nacional de tres días sin suspensión de actividades. “Los opositores respaldan” la demanda de los mineros, denunció. “El fallecimiento del hermano viceministro es una actitud cobarde... fue secuestrado, torturado y asesinado”, agregó. El cuerpo del Illanes fue rescatado la madrugada de ayer, envuelto en una frazada de color plomo y a un costado de la carretera La Paz-Oruro. “Estaba tirado como un animal a siete kilómetros de Panduro”, relató un periodista de la televisora Unitel. Tras concluir la autopsia, la familia reveló que Illanes “murió por una salvaje golpiza”.

Mientras, avanza con lentitud la investigación de la muerte de tres mineros por disparos de arma de fuego durante las protestas. Los miles de mineros movilizados producen principalmente zinc, estaño, plata, concentrados de plomo y oro en cooperativas que ellos mismos administran con precaria tecnología y reducido capital. Suman más de 100 mil en todo el país y son muy influyentes por su gran poder de movilización y generación de empleo.

Los mineros cooperativistas provocaron la renuncia del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, en 2003, y de su sucesor Carlos Mesa, en 2005.

Mientras duró el auge de los precios de los minerales, los mineros cooperativistas o artesanales fueron aliados del presidente Evo Morales, en cuyo régimen coparon cargos públicos: uno de ellos fue ministro de Minería y Metalurgia y otros fueron elegidos como parlamentarios y alcaldes de varios municipios del área rural. El Fondo Minero les otorgó unos 15 millones de dólares y el presidente Morales les entregó maquinaria y nuevas áreas de trabajo.

“El mejor homenaje al viceministro Rodolfo Illanes sería revertir las concesiones mineras de los cooperativistas”, pero son ex aliados, precisó el analista Alfonso Gumucio.

Sin embargo, el artículo 37 de la nueva Ley de Cooperativas desató el enfrentamiento con el gobierno. Dicho artículo permite conformar sindicatos, algo a lo que se oponen los cooperativistas, quienes sostienen que son socios y niegan que haya una relación de patrones y obreros.

Pero, además, exigen poder asociarse con inversores privados, lo que va en contra de su carácter de cooperativas, por el que gozan de ventajas tributarias y laborales y son consideradas entidades no lucrativas.

Lo cierto es que durante el auge de precios que finalizó en 2012, decenas de ellos acumularon riquezas. La relación con el gobierno comenzó a tensarse cuando el país se vio afectado por la desaceleración económica en un régimen basado en la exportación de gas natural y minerales, que representan poco más de 70% de las ventas del exterior.

La protesta se suma a la creciente agitación social que vive Bolivia este año. En febrero, Evo perdió el referéndum que le habría abierto las puertas para volver a presentarse a las elecciones; el mes pasado afrontó protestas de la Central Obrera Boliviana, tras el cierre de una fábrica estatal de textiles y antes enfrentó una larga protesta de discapacitados, quienes reclamaban un aumento en sus subsidios estatales.

El ex presidente Jorge Quiroga (2001-2002), líder de la tercera fuerza política, pidió a Evo ser “autocrítico” y dejar “de lado falsas teorías de conspiración y de culpar a la derecha y a los medios cuando el trasfondo de estas protestas es la crisis”. Luego de los bloqueos de los últimos días, las carreteras amanecieron ayer despejadas. Los mineros se replegaron a sus campamentos y la policía retomó el control de esas zonas. Sin embargo, la situación es de tensión.

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