Brasilia.— El Senado brasileño comienza hoy a decidir el destino de la presidenta Dilma Rousseff, suspendida desde mayo y que puede ser finalmente destituida la semana próxima, lo que confirmaría en el poder al ahora mandatario interino, Michel Temer.

En caso de que Rousseff sea despojada de su cargo, Temer seguirá en la presidencia hasta el 1 de enero de 2019, cuando finaliza el actual mandato, pero si el Senado absuelve a la mandataria, ella recuperará el poder una vez que se publique la sentencia.

La decisión definitiva se prevé que será tomada entre el martes y el miércoles próximos, después de las audiencias que iniciarán hoy con la comparecencia de dos testigos de la parte acusadora y otros seis presentados por la defensa, que desde ayer están incomunicados en un hotel de Brasilia.

Todas las sesiones serán dirigidas por el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Ricardo Lewandowski, quien actúa como garante constitucional del proceso, que la mandataria y sus seguidores han calificado como un “golpe de Estado” cuajado en el Parlamento.

Una vez que sean escuchados los ocho testigos, lo cual se prevé que concluirá la noche del viernes o la madrugada del sábado, el juicio será retomado el lunes, cuando Rousseff comparecerá personalmente para presentar su defensa.

En un acto celebrado ayer en un pequeño teatro de Brasilia, Dilma insistió en que el proceso en su contra es “una farsa”, tejida por la “élite” económica. Se le acusa de violar las normas fiscales al administrar el presupuesto federal. Sin embargo, ella insiste en su inocencia y en que es víctima de un “golpe”.

En su comparecencia, la mandataria tendrá 30 minutos para sus alegatos.

Luego, en lo que muchos anticipan que serán los momentos de mayor tensión en todo el juicio, Rousseff deberá responder a las preguntas que puedan formular los 81 senadores, que en una clara mayoría ya se han manifestado en favor de su destitución.

Para que Rousseff sea definitivamente separada de la presidencia será necesario que lo apruebe una mayoría calificada de 54 votos, que representan dos tercios de los escaños del Senado.

Encuestas publicadas por la prensa local dicen que al menos 51 senadores han anticipado su apoyo a la destitución, frente a 19 que declararon su apoyo a Rousseff, mientras que en el entorno de Temer cuentan con unos 60 votos en contra de la mandataria.

A pesar de esas divergencias, está claro que en el Senado se ha configurado una clara mayoría favorable a la destitución, que ya se manifestó hace unos 10 días, en una votación en la que el pleno decidió por la continuidad del proceso por 59 votos contra 21.

Frente a eventuales manifestaciones de los movimientos leales a la presidenta y aquellos que exigen su destitución, se ha reforzado la seguridad en los alrededores del Senado.

Sin embargo, hasta ahora ninguna de las dos partes ha convocado a movilizaciones y las propias autoridades de la capital prevén que la presencia de manifestantes será mínima.

jlcg

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