Las autoridades turcas han intensificado su rastreo en las redes del grupo terrorista Estado Islámico (EI) y han hecho varias detenciones para dar con los responsables del atentado contra el aeropuerto Atatürk de Estambul, que el martes dejó 44 muertos.

De momento han detenido a trece personas, de las que nueve son ciudadanos turcos y cuatro, extranjeros, ha confirmado hoy el ministro de Interior, Efkan Ala, en una comparecencia en el Parlamento.

Los sospechosos fueron arrestados durante una redada simultánea de la policía en 16 domicilios de Estambul, informó la agencia semipública de noticias Anadolu.

Ala reiteró la versión de que, según las pesquisas realizadas hasta ahora, el atentado es obra del Estado Islámico (Dáesh), como ya avanzó el miércoles el primer ministro, Binali Yildirim, e informó que el explosivo utilizado era una mezcla de RDX y TNT.

El titular del Interior precisó que entre las 43 víctimas mortales (la cifra de muertos aumento poco después a 44 tras el fallecimiento de uno de los heridos) hay 19 extranjeros, y que 94 heridos seguían hoy ingresados en los hospitales.

Agregó que se había identificado ya a uno de los tres terroristas que se inmolaron el martes a las 18.50 GMT en el control de seguridad de la entrada a la terminal de vuelos internacionales del aeropuerto Atatürk, pero no dio más detalles.

El diario Hürriyet asegura que uno de los tres kamikaze era un ciudadano ruso oriundo de la república autónoma de Daguestán, que había entrado en Turquía hace un mes, modificando así una información anterior según la que el sospechoso era de la vecina región de Chechenia y había estado en Raqqa, conocida como la capital del Dáesh en Siria.

Pudo ser identificado porque dejó su pasaporte en un domicilio en el barrio céntrico y conservador de Fatih en Estambul, que los terroristas habían alquilado hace aproximadamente tres meses, asegura el rotativo.

Tras entrar a vivir en el piso, los inquilinos colocaron una doble puerta de acero e instalaron un sistema de aire acondicionado para mantener las ventanas siempre cerradas, agrega.

Los otros dos terroristas que se inmolaron en el aeropuerto son ciudadanos de Uzbekistán y Kirguizistán, afirma.

La comparecencia de Ala en el Parlamento fue tormentosa, dado que la oposición le acusa de no haber hecho lo suficiente para prevenir el atentado ni para desmantelar las redes terroristas del Dáesh en Turquía, que llevan un año cometiendo masacres.

Varios medios han asegurado hoy que apenas 20 días antes del atentado, los servicios secretos turcos habían enviado una advertencia a las instituciones estatales, enumerando una serie de posibles objetivos del Dáesh, entre ellos el aeropuerto.

El interés de las redes yihadistas por los aeropuertos turcos, aunque no por el de Atatürk en concreto, salió a relucir hoy también en el juicio por el doble atentado suicida en Ankara, que en octubre pasado dejó 102 muertos, al darse a conocer documentos encontrados en el ordenador de uno de los responsables.

En estos textos, los cabecillas del Dáesh en Turquía declaran la guerra a Turquía y piden cometer atentados en todas partes.

Especialmente instan a atacar instituciones de la policía y las Fuerzas Armadas, pero también a consulados, clubes empresariales, iglesias y lugares de reunión de los alevíes, una antigua confesión monoteísta que profesan al menos 15 millones de personas en Turquía y que los radicales consideran una herejía del islam.

El nivel de atención que el Gobierno presta a la amenaza yihadista quedó evidente anoche, cuando el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, enumeró el Dáesh junto a la guerrilla kurda PKK, la milicia kurdosiria YPG y la cofradía del predicador exiliado Fethullah Gülen como agrupaciones que "no tienen sitio" en Turquía.

Prometió "limpiar" el país de los seguidores de Gülen, pese a que a esta corriente islamista, hasta 2013 estrechamente aliada al Gobierno, no se le conoce actividad violenta.

Ala, por su parte, subrayó que Turquía ha deportado a 6 mil 300 personas de 98 países por sospechas de simpatizar con el Dáesh y maneja una lista de 50 mil 177 personas de 145 países a las que tiene vetada la entrada al país.

Además, 5 mil 311 personas han sido detenidas bajo la sospecha de tener vínculos con los yihadistas, agregó, sin precisar cuántos de ellos siguen detenidos o han sido juzgados.

ae

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