Ollanta Humala dejará la presidencia del Perú este 28 de julio sin haber tenido un gobierno que pueda ser calificado de izquierda.

La campaña que llevó al ex comandante del ejército peruano al poder en el 2011 se inició con un discurso y plan de gobierno radical denominado “La Gran Transformación”. Al igual que en la campaña del 2006, sus propuestas se centraban en un “cambio radical en el modelo neoliberal”. Sin embargo, tras imponerse en la primera vuelta y con el objetivo de consolidarse en el ballotage, Ollanta Humala moderó su discurso.

Su nueva propuesta se llamó la “Hoja de Ruta” y en ella se comprometió a respetar los parámetros macroeconómicos existentes. Humala compitió contra Keiko Fujimori (hija del encarcelado ex presidente Alberto Fujimori), obteniendo una ajustada victoria y logrando el respaldo mayoritario de los grupos representativos de la izquierda peruana.

En las dos elecciones en las que participó, el líder del Partido Nacionalista fue acusado por sus rivales de ser 'chavista'. De hecho, en ambas ocasiones, el fallecido ex mandatario venezolano expresó su apoyo a Humala.

Luego de ser electo, el presidente  peruano instaló un primer gabinete ministerial integrado por algunos de los cuadros técnicos y políticos que diseñaron “La Gran Transformación”. Sin embargo, poco a poco fueron  abandonando al partido de gobierno siendo reemplazados por cuadros técnicos alejados de planteamientos ideológicos.

No se emprendieron grandes reformas aunque sí se destaca la implementación de programas sociales dirigidos a los sectores más pobres y el rediseño de la política en materia educativa. La economía no creció en los porcentajes esperados y algunos mega proyectos mineros quedaron paralizados debido a protestas sociales que no pudieron ser resueltas por el gobierno.

Una de las principales críticas a Humala ha sido el rol de su esposa (y actual presidenta de su partido), Nadine Heredia. Se le acusa de haber tenido injerencia en decisiones de estado. También se han abierto investigaciones fiscales en su contra en relación a los aportes económicos  recibidos por su partido durante las campañas presidenciales. Una de las acusaciones consiste en haber recibido, presuntamente, dinero proveniente del gobierno venezolano, lo que calificaría como delito de lavado de activos.

Humala deja el poder habiendo perdido a gran parte de su bancada congresal. Esta empezó con 47 parlamentarios y termina con 27. También se alejaron de su partido los dos vicepresidentes que fueron electos con él. Su aprobación llegó en el 2011 al 65% y se encuentra, en marzo de este año, en un 15%.

Su agrupación política está dividida y sin norte.  De hecho, presentaron una candidatura presidencial para estas elecciones que nunca prendió y que, a pocas semanas de los comicios, tuvieron que retirar de la contienda. El candidato fue un ex ministro de Humala, Daniel Urresti quien hace unos días, luego del retiro, también renunció al partido.

Recientemente el presidente ha declarado que al dejar el poder en unos meses se dedicará a refundar su partido y que seguirá en el ruedo político.

En los próximos 5 años, su grupo político no tendrá representación congresal.

El presidente saliente del Perú no puede ser considerado un líder de la izquierda de la región. Esa etiqueta queda mejor en el presidente boliviano Evo Morales, su par ecuatoriano Rafael Correa así como en el mandatario nicaragüense Daniel Ortega.

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