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Omar Qayson vive en Talbiseh, región al noroeste de Homs, la tercera ciudad más importante de Siria. Tenía 15 años cuando el conflicto armado alcanzó a su poblado. Diariamente, sus ojos capturan instantáneas de una guerra que parece no tener fin.

A su barrio lo atraviesa la carretera internacional, punto estratégico y de gran importancia. Desde allí, Omar ha sido testigo de las variadas demostraciones de poder del régimen sirio contra quienes se oponen a él.

Su comunidad no ha sido ajena al derramamiento de sangre. Hoy, a casi cinco años de que se inició el conflicto, lo único que Omar quiere es ser periodista de guerra; dice que se ha acostumbrado y que “es un regalo con el que no todo el mundo puede tratar”. Pero sabe que en su país no podrá estudiar para lograrlo y, por eso, quiere llegar a México.

“Me quiero ir de Siria para estudiar, si pudiera hacerlo aquí no me iría. Puedo huir del servicio militar porque vivo en una zona controlada por el Ejército Libre de Siria [movimiento que lucha contra las milicias leales al gobierno de Bashar al-Assad], pero cuando sea requerido no voy a poder obtener el pasaporte y no podré abandonar el país”, relata el joven de 19 años en entrevista con EL UNIVERSAL.

Nuestro contacto es vía Facebook. A través de los videos que comparte veo las ruinas de su ciudad. Él mismo filma y entrevista a quienes pasan por las calles devastadas; quiere registrar lo que sufre su país y dárselo a conocer al mundo. Todo el material documental que graba lo ha compartido con una red local de noticias en internet. La situación no es fácil, dice, y por su labor ahora se ve imposibilitado para pasar por los puntos de control sirio.

Cuando se enteró del Proyecto Habesha —a través de una amiga que forma parte de él— se enamoró de México y desde su teléfono celular comenzó a aprender español. Ahora, emocionado, me cuenta que desea ser el segundo sirio en llegar a México, porque su ciudad se encuentra en estado de sitio y, además de estar acorralado, los alimentos y otros materiales se les han negado con tal de castigarlos. Espera llegar en marzo con otros tres estudiantes. El actor Luis Gerardo Méndez es su promotor.

“Me gusta mucho México, desde su cultura e historia entre lo viejo y lo nuevo; de las ciudades mayas a la concurrida Ciudad de México”, asegura. Así lo confirmo en las imágenes que ha colgado en Facebook. Como aquella en la que aparece la Biblioteca Central de Ciudad Universitaria. “Sueño”, tituló a la fotografía, la cual comparte espacio con otras que retratan los escombros y los heridos. Él siempre trae colgada en el cuello una cámara.

A su llegada a México le gustaría vivir en la capital del país y estudiar en la UNAM o en la Universidad Iberoamericana, porque las considera instituciones con buenos planes de estudio en América Latina. Además, quiere continuar aprendiendo español porque se considera principiante. Y aunque no ha padecido la falta de internet y eso le ha permitido comunicarse con los integrantes del Proyecto Habesha, suspendió sus clases del idioma cuando Rusia inició los bombardeos en Siria en septiembre pasado, porque decidió salir a cubrir los ataques.

Omar tiene tres hermanos; dos ingenieros, quienes están con él y sus padres, y un médico que vive en Qatar. Él es el más joven. Su padre está retirado del ejército y si pudiera salir de Siria con toda su familia lo haría para alejarlos de la guerra. Como no es posible, están de acuerdo en que Omar continúe su formación en México. Este joven sólo quiere estudiar y explicar a los mexicanos lo que pasa con el conflicto armado en su país. Y si, al terminar sus estudios, persiste el conflicto, regresará con las herramientas para hacer un periodismo de guerra que, en la práctica, ya hace.

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