Ciudad del Vaticano.— Decenas de miles de fieles acudieron ayer al Vaticano, atravesando los chequeos de seguridad más estrictos que se recuerden, mientras el papa Francisco daba inicio al “Jubileo de la Misericordia” con un llamado a dejar a un lado el “miedo y el temor”.

Unos 50 mil peregrinos, según cifras oficiales, viajaron hasta Roma para vivir esta jornada histórica y siguieron la ceremonia desde las cinco pantallas dispuestas especialmente para el evento en varias zonas de la plaza de San Pedro del Vaticano. El papa Francisco abrió la Puerta Santa vaticana 10 días después de que ya el pasado 29 de noviembre hiciera lo mismo con la de la catedral de Bangui, la capital de República Centroafricana, durante su viaje a África como gesto simbólico de anticipo a este jubileo.

En el inicio de este jubileo extraordinario, que se celebra en el quincuagésimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II (1962-1965), también estuvo el papa emérito Benedicto XVI, al que Francisco saludó con un abrazo minutos antes de que ambos cruzaran el umbral de la Puerta Santa, primero Jorge Bergoglio y después Joseph Ratzinger. Fue la primera vez en la historia de la Iglesia católica en la que dos papas atravesaron la Puerta Santa.

También los peregrinos llegados al Vaticano pasaron a través de esta puerta que habitualmente está tapiada y que ahora permanecerá abierta durante todo el periodo jubilar, hasta el 20 de noviembre. En su homilía en la Santa Misa en la plaza, el Papa instó a los fieles a tener coraje en sus vidas espirituales y cotidianas: “Dejemos a un lado toda forma de miedo y temor porque esto no conviene a los hombres y mujeres que son amados. En cambio, experimentemos la alegría del encuentro con la gracia que lo transforma todo”.

La inauguración incluyó la proyección en la Basílica de San Pedro de imágenes realizadas por reputados fotógrafos internacionales e inspiradas en la encíclica papal Laudato si, sobre la protección del medio ambiente.

El jubileo normalmente ocurre cada 25 años, a menos que un Papa decrete uno extraordinario para llamar la atención sobre una necesidad o tema particular como hizo en este caso Francisco, para subrayar el tema de la misericordia. El próximo Año Santo había sido programado para 2025.

Poco después, Francisco se dirigió a la Plaza España para honrar la imagen de la Inmaculada Concepción, ante la que recordó a todos aquellos que “sienten más duro el camino”, como los enfermos y los presos. En particular, pidió por los migrantes y refugiados que dijo, “han llegado desde tierras lejanas en busca de paz y de trabajo”.

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