La justicia belga cerró el año evitando un posible ataque terrorista en el centro de la capital europea, y asestando su mayor golpe a Kamikaze Riders, un club de aficionados a la motocicleta, distinguido por el radicalismo de sus miembros.

Las autoridades confirmaron la detención de seis miembros de la agrupación durante la mañana de este jueves, como parte de las investigaciones en torno a un supuesto plan terrorista dirigido a golpear la metrópoli durante la celebración de año nuevo.

Las detenciones se registraron en siete operativos realizados en distintos barrios de la ciudad, entre ellos el vecindario de mayoría musulmana de Molenbeek, y en Sint-Pieters-Leeuw, una municipalidad flamenca al sureste de Bruselas.

En los allanamientos también se confiscaron computadoras, teléfonos y material para practicar el paintball, un juego de guerra en el que se usan pistolas de aire comprimido y bolas de pintura.

Las autoridades señalaron que los operativos están relacionados con la decisión tomada por el alcalde de Bruselas, Yvan Mayeur, de suspender todas las festividades gubernamentales relacionadas con la celebración de Nochevieja por amenaza terrorista.

Al parecer, miembros del club bruselense tenían pensado ejecutar un ataque coordinado contra diversos blancos, entre ellos, una comisaría de policía y la emblemática Gran Plaza.

Las seis aprehensiones se suman a las dos registradas el domingo en la comuna de la región de Bruselas de Anderlecht.

Mejor conocidos como los “samuray del asfalto”, los Kamikaze Riders es un grupo de aficionados a la motocicleta que simpatiza con grupos terroristas islámicos como Al Qaeda y el Estado Islámico.

El movimiento se caracteriza además por su activismo en las redes sociales, en donde habitualmente acompaña su propaganda en video con hip-hop y rap francés.

Fue creado en 2003 por un grupo de musulmanes fascinados a las motos rápidas y a los pilotos suicidas japoneses de la Segunda Guerra Mundial; entre sus fundadores se encuentra Saïd Souati, uno de los sujetos detenidos el pasado domingo y quien anteriormente ha tenido problemas con la policía por posesión de armas y robo.

Desde el 2013 la agrupación se encuentra bajo el radar de la justicia. La fiscalía del  Amberes alertó sobre la radicalización de sus integrantes, algunos de ellos incluso fueron clasificados como predicadores salafistas, quienes abogan por la imposición del Islam, aunque no por la vía violenta como ocurre en el caso de la yihad.

El Ministerio del Interior hasta la fecha no ha clasificado oficialmente a Kamikaze Riders como organización terrorista, y de acuerdo con Ludovic Ansel, quien es miembro desde hace 10 años, el club no es exclusivo para musulmanes, ni tampoco es extremista.

“Somos aproximadamente cien miembros y todos tienen diferentes creencias y origen. Somos una familia con una afición en común: la moto. Me duele que contaminen el nombre del club”, dijo Ansel a la agencia Belga.

ahc

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