Budapest.— Hungría declaró el martes estado de emergencia, cerró la frontera con Serbia y detuvo a quienes pretendían entrar ilegalmente, en un intento por detener el flujo de migrantes. La situación provocó caos en la frontera ya que centenares de migrantes quedaron en tierra de nadie y las autoridades serbias reaccionaron indignadas.

Atascados en un tramo de terreno entre los puestos fronterizos de los dos países, quienes huyen de la violencia armaron carpas en el lugar. Mientras un helicóptero policial sobrevolaba el lugar los migrantes gritaban “¡Abran la frontera!” e insultaban a la policía antimotines. Algunos se negaron a recibir alimentos y agua como protesta.

Completada una cerca con alambres de púa en la frontera con Serbia, el canciller húngaro Peter Szijarto afirmó que su país planea extender el alambrado en la frontera con Rumania. Tanto Serbia como Rumania protestaron. “Levantar una cerca entre dos Estados miembros de la Unión Europea que son socios estratégicos no es un gesto justo desde el punto de vista político ni acorde con el espíritu europeo”, afirmó la cancillería rumana.

El canciller serbio consideró “inaceptable” que Hungría rechazara a los migrantes mientras llegan cada vez más a Serbia procedentes de Macedonia y Grecia. “Serbia quiere ser parte de la solución y no un daño colateral. Habrá conversaciones en los próximos días” con la UE en Bruselas y otras naciones, dijo Ivica Dacic en Praga. El caos en la frontera entre Hungría y Serbia tiene lugar un día después de que el bloque de 28 naciones no se puso de acuerdo para elaborar una política de inmigración unificada en una reunión en Bruselas.

Los ministros accedieron en cambio a compartir responsabilidades por 40 mil personas que buscan refugio en Italia y Grecia y se manifestaron esperanzados de convenir eventualmente un acuerdo —el mes próximo o para fines de año— según el cual las naciones de la UE absorberían a 120 mil refugiados más, incluso algunos de Hungría.

La policía húngara detuvo ayer a 45 personas por entrar de forma ilegal en el país tras sellar su frontera meridional, mientras que centenares de refugiados han quedado en un “limbo legal” entre Serbia y Hungría.

Nuevas leyes vigentes desde la medianoche en Hungría penalizan trasponer o dañar una cerca de cuatro metros rematada en alambres de púa que el gobierno levantó en la frontera sur con Serbia, e incluye mayores penas de prisión para los traficantes de migrantes.

“Debido a la situación causada por la migración en masa, el gobierno húngaro declara un estado de crisis”, afirmó el vocero gubernamental Zoltan Kovacs a la prensa en la ciudad sureña de Szeged. “Somos muy claros en esto: el cruce ilegal de la frontera es un delito”.

La crisis migratoria ha elevado la tensión entre Budapest y Belgrado, ya que el ministro de Exteriores serbio, Ivica Dacic, consideró “inaceptable” la intención de Hungría de devolver a Serbia a los refugiados que no reciban asilo en territorio húngaro.

Entretanto, centenares de refugiados se encuentran atrapados por tiempo indefinido en una franja de territorio entre los puestos de control de fronteras de ambos países en Horgos, cerca de Röszke.

Austria avisó ayer a la Comisión Europea de que a partir de la medianoche del martes estableció controles en sus fronteras, según informó la agencia austriaca APA. El gobierno austriaco tomó la decisión por decreto, y la ministra del Interior, Johanna Mikl-Leitner, envió una carta al comisario europeo de Migración, Asuntos Internos y Ciudadanía, Dimitris Avramopulos, informando de la medida, en principio temporal.

“La intensidad de los controles fronterizos se limitará a lo que se considere necesario para la seguridad”, según la misiva a la que tuvo acceso la agencia austriaca. 

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