En medio de la tormenta desatada por  sus insultos a los inmigrantes, a los mexicanos y a los líderes de su propio partido, el aspirante a la nominación presidencial republicana, Donald Trump, realizará este jueves un recorrido por la frontera  entre México y Estados Unidos, en Texas,  para reafirmar sus planes de  construir un muro infranqueable que evite el paso a la inmigración indocumentada.

“Vamos a dar al señor Trump una perspectiva sobre el terreno”, adelantó ayer Héctor Garza, presidente del local 2455, una facción del Consejo Nacional de la Patrulla Fronteriza que aglutina a poco más de  mil 400 afiliados, mientras realizaba los preparativos para una visita a Laredo, Texas, que permitirá al magnate  apelar a  las bases más conservadoras con  el discurso de la amenaza migrante que llega por  la frontera sur.

Según adelantó Garza a distintos medios, tras su recorrido por un sector de la franja fronteriza, Trump sostendrá un encuentro con varios agentes de la Patrulla Fronteriza que le ofrecerán sus puntos de vista.  “Durante su visita el señor Trump conocerá de primera mano los muchos agujeros y vulnerabilidades que el cártel de Los Zetas aprovecha para entrar a Texas y oprimir a sus víctimas”, aseguró Brandon Darby, un conocido blogger, ex informante del FBI y polémico personaje que escribe en las páginas de la  conservadora  red  de noticias Breibart desde Texas. “Vamos a mantener privados los detalles de la visita del señor Trump en este momento”, dijo.

Según  una encuesta del diario The Washington Post y la cadena ABC, Trump tiene 24% de apoyo entre los  republicanos conservadores. Su rival más cercano, el gobernador de Wisconsin, Scott Walker, está a 11 puntos de distancia y Jeb Bush, ex gobernador de Florida, sólo consigue 12%. El ascenso de Trump obligó ayer al ex gobernador de Texas Rick Perry a lanzarse a la yugular del magnate durante un acto para recabar fondos en esta capital. “Que nadie se equivoque: la candidatura de Donald Trump es un cáncer en el conservadurismo, y debe estar claramente diagnosticado, extirpado y desechado”.

La directora de política nacional de la Casa Blanca, Cecilia Muñoz, dijo por su parte que hay un “verdadero consenso” en el país sobre la necesidad de una reforma migratoria y que ese apoyo se mantendrá pese al debate sobre inmigración desatado por Trump. Muñoz negó que las  declaraciones de Trump sobre los indocumentados mexicanos puedan empeorar la imagen que tienen los migrantes en el país o perjudicar el avance de las políticas del presidente Barack Obama en materia de inmigración.

Entre tanto, jefes de policía y alguaciles de 24 ciudades urgieron ayer al Congreso a rechazar propuestas que vinculan el financiamiento federal a que se les obligue a realizar funciones migratorias.

*Con información de agencias

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