Cinco años después de estampar su firma y convertirla en la ley más importante de su presidencia, Barack Obama protagonizó ayer un nuevo asalto para defender la reforma de salud contra un posible revés desde la Suprema Corte de Justicia, que se preparaba para pronunciarse sobre la legalidad de los subsidios que han permitido a familias de bajos recursos en más de 30 estados contratar seguros médicos.

De fallar en contra de estos subsidios, más de 6 millones de personas quedarían sin cobertura y se desataría una nueva batalla por el futuro de la reforma sanitaria.

En un acto para conmemorar los 100 años de la Asociación Católica de Salud, Obama dijo que “la vida de muchos es hoy mejor gracias a esta reforma de salud. Ciertamente aún faltan muchas cosas para mejorar el sistema. Aun así, no entiendo los intentos reiterados de quienes insisten en quitarle este derecho a millones. Me parece un ejercicio cínico de politiquería”, acotó Obama. “El más importante legado del presidente Obama se encuentra en manos del Tribunal Supremo. Si la mayoría de los magistrados se pronuncian en contra de los subsidios que benefician a millones, será un duro golpe”, consideró el analista legal Jeff Zeleny.

Según una encuesta del diario The Washington Post, 55% de los ciudadanos consideran un error eliminar los subsidios, que han beneficiado a más de 16 millones de personas, muchas en estados bajo control republicano. El partido conservador también se vería afectado por un fallo negativo de la corte.

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