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Ana Lilia Gutiérrez Ledesma y su mamá Olga Ledesma se hacen compañía pues sus restos reposan en tumbas contiguas del panteón Jardines de Santa Elena, en la colonia Zentlápatl, en la delegación Cuajimalpa.
Ambas murieron en un día 29. Cada mes al llegar a esa fecha, sus familiares las visitan y les llevan flores, por lo regular lilis, que eran las favoritas de la enfermera Gutiérrez, quien falleció hace un año en la explosión del Hospital Materno Infantil mientras evacuaba bebés que estaban dentro del inmueble.
“Ella decía que si era necesario dar la vida alguna vez por sus pacientes, sin pensarlo lo haría”, comenta Verónica Gutiérrez, hermana de Ana Lilia al visitarla y depositar una ofrenda floral.
Esta familia sufrió un doble golpe en poco tiempo, el 29 de marzo de 2013 falleció la señora Olga y en menos de dos años ocurrió lo mismo con la mujer que es considerada heroína por rescatar más niños de los cuneros del hospital el 29 de enero de 2015.
En casa, dice Verónica, hay un altar en el cual colocó el título de licenciada en enfermería de su hermana, pues es un símbolo del empeño de su ser querido para conseguir sus metas y hacer lo que le apasionaba.
“El mejor homenaje es recordarla como una heroína al entregar su vida”, añade.
En el año transcurrido desde la tragedia, la familia llegó a un proceso de conciliación con Gas Express Nieto, pero señala que hubo otros afectados sin indemnizar.
La compañía fue responsable del estallido debido a una fuga de gas en una pipa que abastecía al sanatorio.
Sobre la investigación del estallido, cuestionan que no se dio la importancia debida al “mal mantenimiento” del hospital por lo que la falla en la pipa de dicha empresa no habría sido la única causa.
En los tiempos de mayor necesidad, Ana Lilia trabajó dos turnos, uno como enfermera en un hospital privado y el otro como chofer de taxi.
Al llegar a la maternidad de Cuajimalpa, laboró ahí casi ocho años sin que le otorgaran un puesto de base, pero no se detuvo, sobre todo para atender a sus hijas Adriana y Olga Ramírez.
“Siempre nos sacó adelante”, afirma su hija Adriana.
Debido a la muerte de la enfermera, la Secretaría de Salud de la Ciudad de México otorgó empleo a sus dos hijas.
Sus familiares coinciden en que a pesar de las jornadas de trabajo pesadas, la enfermera siempre mantuvo su carácter servicial.
Verónica Gutiérrez comenta que “no ha sanado la herida por su partida” pero sigue el ejemplo de su hermana de salir adelante a pesar de los problemas que se presenten diariamente.
A un año del fallecimiento, Adriana está orgullosa de Ana Lilia y asegura que la imagen de su ser querido “jamás se va a borrar, porque más que mi mamá, era mi mejor amiga”.
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