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En la colonia Barrio Norte, una de las más marginadas de la delegación Álvaro Obregón, los vecinos conocen a Ángel Tadeo como Ironman o milagrito.
Apenas cumplió un año de edad este 28 de enero, sin embargo ya es un ejemplo de vida tras sobrevivir junto con su madre Arminda Morales a la explosión del Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa, que hoy cumple un año.
Derivado del estallido, el pequeño sufrió una fractura en cráneo, derrame en el tejido cerebral así como paros respiratorios. Fue atendido con férulas, sin cirugías. Su madre tuvo fracturas en la mandíbula y tobillo derecho.
“Al verlo cómo le echa ganas, porque sus terapias eran muy duras, Ángel nos da la fuerza para seguir adelante”, comenta Arminda.
Recuerda que junto con su esposo, Esteban Macías, han pasado un año complicado, perdieron sus empleos por dedicarse de tiempo completo a la rehabilitación del bebé y de ella.
A su vez, la señora de 30 años de edad está inconforme, pues luego de la tragedia el gobierno de la Ciudad de México les prometió varios apoyos que no se han cumplido totalmente.
La explosión en el Materno Infantil separó a Arminda de su hijo durante cinco días, sin saber si el bebé seguía con vida. Arminda tuvo complicaciones en su embarazo. Llegó al hospital Materno Infantil, le practicaron cesárea y así nació Ángel Tadeo el 28 de enero del año pasado.
Antes de las 7:09 horas del día siguiente, aún mareada por la anestesia, se levantó al baño y se desmayó antes de entrar. Dos minutos después ocurrió el estallido y ella recobró el sentido sin su hijo en el hospital Balbuena.
“Al segundo día le dije a mi esposo que si mi bebé no vivía yo no quería vivir. Pero le echaba ganas porque sentía que seguía vivo”, recuerda.
Cinco días después, gracias a pruebas de ADN, se comprobó el parentesco con Ángel Tadeo, quien era atendido en el hospital ABC de Santa Fe y había llegado sin brazalete identificador.
Ángel tenía hundida la parte posterior de la cabeza, ahora su cráneo luce normal, pero el golpe provocó retraso motriz, mismo que ha revertido con terapias casi diarias.
“Si por algo seguimos vivos es porque Dios lo quiso, algo tiene preparados para nosotros”, confía.
Sin embargo, a Arminda le prometieron un implante de mandíbula y una casa, pero sólo le harán una prótesis; del departamento, las autoridades le dijeron que los habían incluido en la lista por error; seguirán rentando.
La señora espera que a su esposo le den trabajo, como parte de las promesas pendientes. El único apoyo constante, dice, son las despensas y hace unos días empezó a recibir dinero de las autoridades para la terapia de su hijo. Gas Express Nieto, responsable de la explosión, sí los indemnizó.
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