Al ver que sus vecinos estaban en aprietos, Carlos decidió ayudarlos y respondió a los gritos de varias mujeres que pedían auxilio.

Él y cuatro vecinos lograron rescatar a una joven de 15 años atrapada en su cuarto entre la pared, la cama y un mueble.

“Cuando ocurre el deslave salimos a ver qué había pasado y vimos las casas derrumbadas. En eso oímos que estaba gritando la vecina: ¡Ayúdenme! ¡Ayúdenme! Rápido nos metimos a su casa y vimos a la niña pegada en la esquina, con la cama y un mueble café; estaba prensada de las piernas para abajo”, recuerda con susto.

En cuanto llegaron a la casa con paredes rosas, trataron de entrar a como diera lugar: “Con un marro rompimos las paredes de los lados para poderla sacar. La barda estaba encima de la cama, no se podía mover para nada”.

También rompieron la ventana y el mueble para poder liberarla, “la niña salió un poco lastimada, tenía raspadas las piernas, sobre todo la derecha. Cuando salió estaba cojeando, la encontramos llorando y también decía: ¡Ayúdenme! ¡Ayúdenme! ¡Mis piernas, no puedo con mis piernas!”.

En el rescate participaron cinco personas, incluido Carlos, de 23 años de edad, además del padre de la menor afectada.

La acción fue rápida, duró cinco minutos. “Fue rápido porque la pared le iba a caer a la niña, tuvimos que romperla rápido para que no pasará una tragedia”, asevera.

La vivienda de Carlos no resultó dañada en esta ocasión, pero también se encuentra en una zona de riesgo, como todos los que habitan la barranca de Prolongación Río Mixcoac.

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