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Mareos, dolor de cabeza, náuseas, reducción de la capacidad pulmonar y respiratoria, así como el aumento en la gravedad de enfermedades respiratorias y cardiovasculares son las principales consecuencias a la salud que genera las exposición a las emisiones contaminantes.

De acuerdo con un diagnóstico elaborado por el gobierno de la Ciudad de México sobre el impacto que tiene la polución en la salud de los capitalinos, cada partícula puede generar un malestar distinto, algunos de ellos mortales, dependiendo la exposición y el estado físico de cada persona.

El documento indica que algunas partículas precursoras de la contaminación son el ozono (O2), monóxido de carbono (CO), el dióxido de azufre (SO2), material particulado PM2 y PM10, benceno y plomo.

De acuerdo con Malaquías López Cervantes, profesor de la Facultad de Medicina de la UNAM y colaborador de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México (Sedesa), los problemas a la salud dependen de la exposición a los contaminantes.

Apuntó que el ozono (O2), en concentraciones muy altas es mortal; sin embargo, el índice que manejamos en la atmósfera no es tan alto. Sus efectos a corto plazo son inflamación de mucosa, dificultad para respirar, el desarrollo de infecciones, daños pulmonares permanentes y está asociado al incremento en la mortalidad.

López Cervantes explicó que del material particulado existen dos tipos: el primero es el PM10, “éstas son partículas que por su tamaño no entran a los bronquios, se atoran en la garganta y en la faringe y nos hace tener sensaciones de molestia y estornudos frecuentes”.

Otras son las PM2.5 que al tener una estructura similar a los aerosoles se meten hasta el fondo de los pulmones, implide el desarrollo del sistema respiratorio, lo que disminuye los niveles de oxigenación y está asociado al desarrollo de la diabetes.

El dióxido de azufre (SO2) causa inflamación de vías respiratorias, irritación ocular, daños en la córnea; alteraciones cardiacas y circulatorias y desarrollo de asma y bronquitis.

El dióxido de nitrógeno puede disminuir la función pulmonar y aumentar el riesgo de sufrir bronquitis, tos, flemas; además disminuye la resistencia a las infecciones.

Aunque el documento elaborado por el Gobierno de la Ciudad contempla el plomo (Pb) y el benceno, Melequías López señaló que éstos ya no figuran en la lista de contaminantes. El académico apuntó que usar tapabocas no sirve pues las partículas son microscópicas, por ello, dijo, la gran recomendación es evitar actividades en el exterior cuando se decreten altos niveles de contaminación.

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