Finca La Carrodilla, en el Ejido El Porvenir en el Valle de Guadalupe, B. C., se ha convertido en una vinícola de consciencia sustentable, una premisa que es la base de su existencia. Su motor involucra a jóvenes que observan hacia el futuro produciendo vinos certificados a partir de una agricultura biodinámica y otras prácticas de elaboración que buscan armonizar con su entorno. El proyecto liderado por Fernando Pérez Castro inició en 2011 y desde su fundación su objetivo fue claro: pensar primero en la Tierra. Los vinos varietales que produce se elaboran a partir de cepas cultivadas con una agricultura orgánica, y la labor les ha valido la certificación otorgada por el Institute for Marketecology -IMO, por sus siglas en inglés-, un organismo internacional que promueve e inspecciona el control de calidad de productos sustentables y proyectos de responsabilidad social en distintos países.

El fundador de La Carrodilla confirma que es la primera vinícola certificada con estas propuestas enológicas en el Valle de Guadalupe; sin embargo, reitera que “la certificación se concretó para avalar que estamos haciendo un trabajo serio y formal con el medio ambiente,  pero  el plan de La Carrodilla va mucho más allá.”

En 2013, la vinícola lanzó los primeros vinos monovarietales elaborados a partir de las cepas Cabernet Sauvignon, Shiraz y Tempranillo; fueron 3,500 botellas, que muy pocos tuvieron la suerte de degustar. Esa añada, 2012, fue galardonada en el concurso internacional Ensenada Tierra de Vinos, edición 23. Así, Baja California vuelve a empoderarse como una región trascendental en la elaboración de vinos, hoy en día muchos elaborados en el marco de la preservación de la biodiversidad.

Concepto Biodinámico

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