En las últimas décadas, románticos y polémicos artistas han cumplido la consigna de que el arte se exponga fuera de los museos y que la gente tenga acceso a ello sin necesidad de pagar una entrada. Pasaron décadas para observar, durante 1980, la proliferación de tags en los vagones de Nueva York; y los graffitis que marcaban un estilo en muros en Norteamérica y Europa. El arte callejero evolucionó como obras en los grandes museos y se ha introducido en áreas tan exclusivas como restaurantes de alta cocina. Sin eludir que las propuestas gastronómicas actuales son un arte en sí mismo; la estética que se crea en un restaurante forma parte de la misma propuesta, con comensales a quienes les maravilla el arte puro que observan.


Lujo y arte callejero
El restaurante Bibo, en Hong Kong, rompió con muchos esquemas establecidos en un espacio gastronómico. El lujo se combinó con arte callejero: hay música que incita a mantener el cuerpo con la cabeza en movimiento y cada pared tiene una expresión artística que puede provenir de King of Kowloon, Damien Hirst, Shepard Fairey, Ella & Pitr y otros renombrados artistas.
Bibo se ubica en el número 163 de la calle Hollywood Road en el distrito Sheung Wan; el rostro excavado en la pared es el trabajo que dejó el portugués Vhils; mientras que el artista urbano conocido como Invader coloreó, en 2014, con la técnica del rubikcubism el personaje de Mario Pricess, cuando realizó un viaje a Hong Kong.
El arte perturbador de Banksy también está presente. ¿Qué hace una rata enmarcada con la frase Our time will come? Banksy, el artista británico que con mensajes críticos hace mella en la conciencia política, y quien  ha exhibido en el MOMA de Nueva York y en la Galería Tate Modern de Londres. ¿Y la rata? Tiene una propia historia: es la “Rata con paracaídas” que pintó el artista en la década de 1990, en Melbourne. Una obra que ya no existe, pero que en Bibo, los comensales pueden apreciar.
Los exquisitos platillos de marcada cocina francesa como el pork belly aderezado con mermelada de naranja y cordero australiano se disfrutan en compañía de refinados clientes, que pagan un aproximado de dos mil 600 pesos por un menú que no incluye bebidas.


Propuestas artísticas para restaurantes
La cosmogonía ancestral de la vida y la muerte,  y el artificio de crear una obra única llevó al artista mexicano Oscar Flores a intervenir una pared de 82 m2 en el restaurante El Catrín, ubicado en The Distillery District en Toronto, Canadá.
“El mural que pinté honra la vida y la muerte. Este graffiti lo realicé en tres meses en el año 2013,” comenta para Menú Oscar Flores, quien ya ha realizado su segunda intervención en una cantina estilo mexicano llamada Borracha, ubicada en Green Valley Ranch Resort Spa & Casino, 
en la ciudad de Henderson, que pertenece a Las Vegas, en Estados Unidos. En este caso, Oscar trabajó con el puntillismo, una técnica donde no hay una línea continua y que utiliza la saturación del color. Las propuestas artísticas de Oscar Flores son promovidas a través de Studio Munge, ubicado en Canadá.
En España el Estudio Mariscal propone, mediante la intervención artística, imágenes que hacen “cosquillas a los ojos”, como la pared principal del restaurante Tragaluz, en Barcelona, que es el logo resaltado en piezas editadas que también fue enmarcado como obra gráfica en una segunda pared. Todo ello forma parte de los cambios constantes, tanto culinarios como artísticos que Tomás Tarruella, cofundador del grupo restaurantero, genera en el ambiente gastronómico.

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