El presidente de Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump, dio a conocer su pretensión de imponer un nuevo arancel a los productos mexicanos como respuesta y castigo a México, porque ante sus ojos, nuestro gobierno ha dejado de tomar acciones contundentes en materia de lucha contra el narcotráfico y la migración de miles de centroamericanos, y de otras latitudes, que atraviesan nuestro territorio y cruzan nuestras fronteras en busca de alcanzar el tan anhelado sueño americano.

Es claro que nuestro país a lo largo de su historia ha promovido la autodeterminación de los pueblos; nuestra historia registra, en diferentes etapas de su vida nacional, la defensa a su soberanía y el respeto irrestricto al pueblo de México.

El perfil del presidente estadounidense no solo está situado en la ambición y la falta de respeto hacia los demás, es un hombre que entiende el poder como el dominio y la sumisión de los demás, utilizando sus recursos para violentar los derechos elementales de las personas; por ello, para él no es difícil aplicar el poder del Estado para dividir familias y lastimar personas.

Aunado a lo anterior, en su actitud protagónica e insolente, también encontró el cobijo de un sector importante de la sociedad norteamericana que, finalmente, lo llevó a obtener la presidencia de ese país.

No hay que olvidar que lo que hace el presidente Donald Trump está relacionado de forma directa con sus aspiraciones políticas, ya que busca su reelección para el 2020 y por supuesto, esta es una oportunidad que no habrá de desaprovechar para lograr el acompañamiento de los sectores más conservadores y recalcitrantes de Estados Unidos, que aprueban la dureza de su política exterior.

Es innegable que México resiente el impacto que, en materia económica, causa una simple declaración, ya sea de forma verbal o por tweet, de tan polémico personaje; nuestra moneda en los últimos días ha perdido valor ante el dólar y Trump tiene claro que cuantas veces quiera, podrá jugar con esta estrategia que además genera incertidumbre en la inversión que requiere nuestro país para su crecimiento.

Menuda chamba tiene el canciller Marcelo Ebrard para lograr los mejores dividendos posibles para nuestro país. Es el responsable de una negociación difícil; sin embargo, siempre ha sido reconocido por su capacidad estratégica y operativa, no obstante, el escenario no se muestra halagador ante la actitud soberbia y prepotente que asume el gobierno del magnate.

Hoy como pocas veces, la Secretaría de Relaciones Exteriores juega un papel protagónico en nuestra historia, no solamente por lo difícil de su trato con el norte de nuestro país, el cual todos los días debe estar en tensión con el simple hecho de conocer con qué nuevo tweet nos despierta el presidente estadounidense. Y del sur ni qué hablar, en poco ayuda la conducta dictatorial y represiva de Nicolás Maduro; no solo por la impresión que tienen millones de mexicanos, sino por la opinión que ha generado en el mundo entero y que por supuesto, hoy pocos líderes a nivel mundial apoyan ante sus prácticas denostables.

Su subsecretario para América Latina y el Caribe, Maximiliano Reyes, es un hombre que ante las condiciones que observamos ha sabido sortear con destreza la circunstancias que hemos vivido con ese país en últimas fechas.

En fin, el trabajo a realizar por el canciller Ebrard no es sencillo y sí definitivo para el futuro de nuestra patria.

Hoy, los mexicanos queremos respaldar con energía y decisión las acciones que en esta materia realiza el gobierno de México y por supuesto, respaldar la posición que con valentía el presidente Andrés Manuel López Obrador ha manifestado en defensa de los intereses de nuestra nación.

 Diputado federal

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