El esfuerzo físico que el presidente Andrés Manuel López Obrador realiza todos los días es evidente y al interior del gabinete, ha sido muy difícil que secretarios o funcionarios de primer nivel del gobierno federal le aguanten el ritmo.

Es común observar caras de agotamiento en las conferencias mañaneras, donde el presidente en repetidas ocasiones ha tenido que salir al quite a los integrantes del gabinete que participan en estas, pues muchas veces no cuentan con la información exacta de sus propios temas.

López Obrador no sólo es responsable de la dirección y coordinación, también corrige y enmienda la plana, ante la mala actuación, a muchos de sus funcionarios.

La abstracción de servidores públicos de la administración de López Obrador en temas coyunturales es por demás evidente, para evitar que el momento político crítico o mediático los afecte en su imagen pública o en lo personal; algunos de ellos, seguramente ya pensando en el 2024, prefieren no exponerse, por aquello de lo que se pueda ocupar para próximas fechas.

Además, ahora López Obrador ha tenido que asumir un rol de operación y trabajo territorial efectivo que, en primera instancia, habrá de arrebatarle al grupo delictivo de los huachicoleros la base social creada.

El esfuerzo que realiza el Presidente de México, en el que invierte muchas horas para los traslados y eventos masivos a lo largo de la república, se da ante la ausencia de una operación política que debieran asumir aquellos en quienes ha depositado su confianza.

Está claro que quienes han llevado la carga de la dinámica política en el país son el coordinador de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, Mario Delgado, y en la de Senadores, Ricardo Monreal, así como Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, y el secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo. Estos servidores públicos han corrido con la mayor carga de trabajo y, en muchos de los casos, con los costos naturales que por su actividad se generan.

Eso sin tomar en cuenta las grillitas de aquellos que no hacen mucho, pero cómo critican o dificultan el camino.

Ante la falta de resultados consistentes, el jefe del Ejecutivo aplica aquel dicho de “Para que las cosas salgan bien, hazlas tú mismo”, lo que resulta absurdo ante el desgaste en que su propio equipo tiene al hombre que le ha dado vida a Morena y que hoy permite que los servidores públicos de primer nivel tengan un escenario distinto al que vivieron durante muchos años. Pero parece que siguen sin reconocer que están y son por el trabajo y la persistencia que ha demostrado en su vida política el hoy presidente de la república. Algunos hasta creen que los que ganaron fueron ellos por su carisma o capacidad política, nada más alejado de la realidad.

De refilón

El periodo legislativo que está próximo a su apertura, sin duda será abundante en iniciativas y propuestas de reformas y adiciones a la ley. La efervescencia política estará a todo lo que da. La coyuntura política por lo que suceda en el país seguramente también será fundamental para alcanzar acuerdos que permitan el equilibrio de los diferentes sectores de la población representados en el Legislativo.

Menuda chamba les espera nuevamente a los coordinadores de las diferentes fracciones parlamentarias que, en muchos de los casos, sufren más por lo que pasa dentro, que por lo que pasa fuera de sus propios grupos.

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