Durante fin de año, en uno de los últimos meses más violentos en Veracruz, el gobernador panista Miguel Ángel Yunes Linares anunció la captura de 37 presuntos miembros de una célula delincuencial que operaba en el norte del estado.

El Ejecutivo estatal aseguró que se trata del mayor golpe dado a la delincuencia en lo que va de su incipiente mandato, pues tomó protesta como gobernador el pasado 1 de diciembre.

Luego de sostener un encuentro con el Grupo de Coordinación Veracruz, informó en conferencia de prensa que luego de un operativo coordinado entre fuerzas federales y estatales se logró asegurar a 37 presuntos integrantes del crimen organizado que operaban en el municipio de Poza Rica.

A los supuestos delincuentes se les sorprendió el 31 de diciembre en el interior de una casa de seguridad, en donde tenían bajo su custodia a una persona que había sido secuestrada, además de tener en el lugar armas largas y cinco taxis con reporte de robo, así como motocicletas y marihuana.

Aseguró que los detenidos fueron puestos a disposición de un juez de control del distrito judicial de Poza Rica para que respondan ante la ley.

El aseguramiento de las 37 personas —30 hombres, cinco mujeres y dos menores de edad— fue posible como resultado de labores de inteligencia, además, dijo, del uso de dispositivos de alta tecnología, como drones.

Advirtió que las acciones contra la delincuencia continuarán y aseguró que los operativos que se implementaron en las zonas de Poza Rica, Coatzacoalcos y Veracruz-Boca del Río arrojan resultados positivos a la fecha.

Al menos 100 muertos en un mes. Durante el primer mes del gobierno del panista Yunes Linares hubo al menos 100 asesinatos y ejecuciones en todo el territorio veracruzano.

De acuerdo con un recuento periodístico, del 1 de diciembre de 2016 (cuando tomó protesta como gobernador) al 1 de enero del 2017 sumaban un centenar los homicidios dolosos, la mayoría de ellos relacionados con la delincuencia organizada.

Los veracruzanos, además, vivieron por vez primera la aparición —en la zona conurbada de Veracruz-Boca del Río— de tres cuerpos mutilados de las manos y con narcomensajes que anunciaban una limpia en la zona.

Durante tres fines de semana consecutivos se registraron fuertes oleadas de violencia, aunque el caso más grave ocurrió entre el viernes 2 y el domingo 4 de diciembre, con un reporte de 29 asesinatos.

De esos crímenes, 20 ocurrieron en la comunidad de Suchiate, del municipio de Jesús Carranza, donde efectivos policiacos estatales y fuerzas castrenses se enfrentaron a un grupo delincuencial que incluso contaba con un fusil Barret calibre 50 diseñado para perforar vehículos blindados.

El segundo fin de semana violento fue el sábado 10 y domingo 11, con ocho ejecuciones y asesinatos en los municipios de Xalapa, Veracruz, Tres Valles, Coatzacoalcos, Minatitlán, Cosoleacaque, Ixhuatlán del Sureste y Tuxpan.

Para el 13 de diciembre, la escalada de violencia dejó en menos de 24 horas nueve personas asesinadas, tres de ellas luego de un ataque armado contra clientes de un bar ubicado en la zona sur del estado.

En el fin de semana del sábado 17 y domingo 18 se contabilizaron nueve personas asesinadas o ejecutadas. La jornada incluyó la aparición de un cuerpo sin vida frente a un antro del puerto de Veracruz con las manos cercenadas y un narcomensaje.

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