El síndico del ayuntamiento de Benito Juárez, con cabecera en Cancún, Guillermo Brahms, aceptó que no se ha cumplido la instrucción del Juzgado Tercero de Distrito, para desalojar la capilla “San Pablo Apóstol”, ubicada en la Región 200 y asumió que pueden ser acusados por desacato.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el funcionario confirmó que fue notificado por el Juzgado Tercero, desde la semana pasada, de la resolución que le ordena a él, iniciar con el desalojo de la capilla o iglesia en un plazo de tres días, término que se venció ayer, sin que se girase la instrucción correspondiente.

Brahms argumentó que están en pláticas con la Prelatura Cancún-Chetumal, específicamente con el obispo, Pedro Pablo Elizondo, para negociar una salida “que no perjudique a la comunidad católica”.

“Yo no he ordenado ningún desalojo todavía. Hay un mandato judicial en efecto, pero es un tema algo delicado y pues, no podemos incumplir un mandato judicial, pero tenemos que dialogar ahí, ¿no? A partir del lunes, sí, sería desacato, pero eso lo tendría que hacer valer la contraparte (…) alguien tiene que solicitar que estamos en desacato y a ver si puede haber un tipo de diálogo.

“Estamos en pláticas con la gente de la Iglesia, que en este caso sería Monseñor, para llegar a un acuerdo y ver lo del comodato. Acuérdate que seguramente vamos a llegar al amparo y un amparo cuando hay un acto ya consumado, pues pierde los efectos; vamos a tratar de jugar con eso para no afectar a la comunidad católica”, declaró.

Desde el 2011, vecinas del parque de la Región 200 han denunciado la ocupación irregular de una superficie de dicho parque, en donde la Prelatura fue colocando–irregularmente- palos con lonas que luego se convirtieron en una capilla, de acuerdo con lo explicado por el presidente de la asociación “Ombligo Verde”, Tulio Arroyo.

El activista indicó que ese modus operandi es característico de la Prelatura Cancún-Chetumal, para despojar a habitantes de zonas habitacionales de espacios públicos, de parques urbanos y sitios de recreación, para extender capillas e iglesias, “en contubernio con empresarios allegados a los Legionarios de Cristo y cobijados por autoridades municipales”.

La Iglesia de “La Sagrada Familia”, otro caso

Arroyo Marroquín señaló que existen una centena de casos similares y mencionó el de la Iglesia de la “Sagrada Familia”, en la Supermanzana 30, en la zona centro de la ciudad.

Los vecinos de esa zona denunciaron desde el trienio de la entonces alcaldesa, Magaly Achac (1999-2002), que la Prelatura obtuvo, sin explicación legal alguna, una orden de ocupación para construir, en esa época, una capilla.

Con la entrada del sucesor de Achach Solís –Juan Ignacio García Zalvidea- los privilegios de los cuales gozaba la Prelatura, crecieron, debido a que el hermano del edil era el empresario, Fernando García Zalvidea (ya fallecido) quien formaba parte de la orden de los “Legionarios de Cristo”, de acuerdo con Tulio Arroyo.

Durante las administraciones subsecuentes, del alcalde, Francisco Alor (2005-2008) y de su sucesor, Gregorio Sánchez (2008-2010), el tema dio un giro. Alor no sólo negó emitir la licencia de construcción para edificar la iglesia, sino que canceló la orden de ocupación. Lo mismo ocurrió con “Greg”.

Sin embargo, para sorpresa de las y los vecinos, con el arribo de Julián Ricalde Magaña, (2011-2013), se otorgó la licencia de construcción 66231, con fecha de 16 de mayo de 2013, a la Prelatura, para desarrollar y ampliar las obras de lo que ya era una iglesia, lo que desató protestas y manifestaciones ciudadanas.

El entonces secretario general del ayuntamiento, Rafael del Pozo, informó a los vecinos que García Zalvidea ofreció aportar entre 10 y 15 millones de pesos para financiar el mantenimiento y rescate de diversas áreas verdes del municipio. Los vecinos supusieron que a cambio de esa suma, se emitió la licencia de construcción.

El primero de septiembre de 2013, elementos de Seguridad Pública reprimieron una concentración pacífica de vecinos, afuera de la iglesia y, en plena homilía, el párroco, Gonzalo Aguilar, llamó a los feligreses a rezar por “los corazones endemoniados”, en alusión a los colonos que participaban en la protesta.

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