El Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda) consideró que con su reciente dictamen, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) intenta encubrir las presuntas irregularidades en que incurrió el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) para la tramitación de autorizaciones de “Malecón Tajamar” y las violaciones al resolutivo, por la forma en que desmontó el polígono el 16 y 17 de enero pasados.

“Se está tratando de proteger a Fonatur como institución, cuando actuó como lo hacen los desarrolladores que obtienen permisos con información falsa, incumplen sus autorizaciones y además actúan en la obscuridad de la noche como hacen los delincuentes”, indicó Alejandra Serrano, coordinadora regional del CEMDA en el sureste mexicano.

Para la abogada ambiental, la prisa del Fonatur por desmontar los terrenos en “Malecón Tajamar” obedeció a eliminar los manglares para que los desarrolladores a los que les vendió lotes con usos de suelo habitacional, comercial y mixto, pudieran tramitar sus autorizaciones de impacto ambiental, sorteando la aplicación del artículo 60 TER, contenido en la Ley General de Vida Silvestre (LGVS), el cual prohíbe obras que alteren el flujo hidrológico del humedal.

En entrevista, explicó que el que posee autorización de cambio de uso de suelo en terrenos forestales para desmontar las 58.76 hectáreas desarrollables es Fonatur, no los inversionistas. Ese permiso vence en febrero.

De acuerdo con lo aclarado ayer por el procurador federal, Guillermo Haro, los desarrolladores tienen que tramitar sus autorizaciones de impacto ambiental conforme al marco legal actual, es decir, les será aplicado el artículo 60 TER contenido en la Ley General de Vida Silvestre (LGVS) que desde el dos de febrero de 2007 prohíbe toda obra o actividad que dañe el flujo hidrológico de los manglares mexicanos.

“Con el marco legal actual los inversionistas no hubieran podido obtener la autorización de impacto ambiental, porque en sus predios había manglares y les hubieran aplicado el 60 TER.

“Para que los desarrolladores eludieran el 60 TER, Fonatur debía desaparecer el manglar, de otra manera los particulares que deben tramitar sus autorizaciones al amparo del marco legal actual, no los hubieran obtenido”, dijo.

Luego de conocer las conclusiones que ofreció ayer, el titular de la Profepa, Guillermo Haro Belchez, acerca del análisis de gabinete y las visitas de campo hechas al polígono de 78.4 hectáreas, la abogada ambiental subrayó que Fonatur no sólo incumplió con la ejecución completa del rescate de fauna silvestre, lo cual es en sí misma una violación al resolutivo.

“Que no se completó el rescate de fauna silvestre es muy grave. Un rescate se lleva o no se lleva a cabo. Pareciera que la Profepa está tratando de matizar, protegiendo al Fonatur. Que no se concretara antes de entrar a desmontar como lo hicieron, ya es un incumplimiento a la autorización.

Otra violación, cometida la madrugada del 16 de enero pasado, fue el no respetar los porcentajes de desmonte diferenciado, establecidos en la autorización de impacto ambiental que expidió a su favor la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), en julio de 2005.

Los porcentajes de desmonte van del 40 al 50 por ciento –dijo- mientras que la maquinaria entró al polígono a desmontar el 100 por ciento de todos los terrenos por igual, con excepción de los ya afectados por la empresa italiana Bi & Di en julio pasado.

“No se cumplió con el desmonte diferenciado en los terrenos, conforme a la zonificación que el propio Fonatur exhibió en su autorización de impacto ambiental”, señaló.

En su opinión, la postura de la Profepa obedece a cubrir sus propias omisiones, pues en lugar de enviar a inspectores la madrugada del 16 de enero y al día siguiente, para verificar el cumplimiento de las condicionantes de su autorización, se presentaron 10 días después a recorrer el polígono, cuando las condiciones de éste, eran diferentes.

Lamentó que Haro Belchez negara que la zona es un humedal y que considerara que el manglar de “Malecón Tajamar” representa un mínimo porcentaje respecto a la superficie nacional.

En un foro técnico efectuado el sábado pasado, se reconoció que a partir de los trabajos de urbanización hechos por Fonatur en el polígono, se dañó el manglar, alterando su flujo hidrológico, pero se resaltó que pese a ello la cobertura de humedales logró recuperarse por sí misma, constituyendo un ecosistema capaz de albergar a diversas especies de aves y de fauna silvestre.

spb

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