Los relatos orales y los trabajos de promoción cultural del profesor Alfredo Pérez Díaz, un Xpäty' añ (el que inventa palabras, o provoca la plática, en lengua chol) fortalecen la cultura de paz, la tolerancia y la convivencia entre niños y adultos de las comunidades de Tila, su municipio natal, en el norte de Chiapas.
Cada historia o conseja extraída de las raíces autóctonas que son transmitidas en círculos de lectura o narraciones orales colectivas, impulsados por Alfredo, buscan crear conciencia de los valores humanos y cívicos.
“El Cuenta-Cuentos” indígena es maestro en Tila, uno de los municipios- al igual que Salto de Agua, Tumbalá y Sabanilla- golpeado por la violencia de grupos armados en la década de 1990.
En esas comunidades donde los enfrentamientos pretendieron arreglar las diferencias políticas y sociales, se busca que los libros y “la sabiduría” de la tradición oral indígena prevalezcan como “puentes verbales para el encuentro, el diálogo y la convivencia”, afirmó el Xpäty' añ.
En ese esfuerzo de integración social se involucran niños y adultos, quienes con cada relato alientan la cohesión, la apertura y la inclusión.
“ La intención es culturizarnos para ser mejores personas; que cada narración y cada palabra aprendida se convierta en semilla que fructifique en el árbol inmenso de la buena convivencia que deseche la violencia”, aseguró el educador de origen chol.
En 2011 Alfredo obtuvo “ El Premio Nacional Lee”, galardón que es impulsado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes ( Conaculta), por un proyecto de lectura comunitaria presentado, y como reconocimiento a su trabajo de promotor cultural y divulgador de las tradiciones orales de su pueblo.
El maestro de 32 años, casado y padre de un menor, es un relator nato. que desde niño aprendió y forjó sus cualidades de contador de historias cuando en su hogar-donde sólo su padre sabía medio leer- y en la parcela familiar, escuchaba los mitos fundacionales indígenas, transmitidos por sus progenitores y los ancestros de su comunidad de origen Nuevo Limar.
La potencia telúrica y la cosmovisión de los relatos emanados del “Viejo- Espina” – el hombre que cuida la selva y las aguas - “ La Boa” –la anciana que se convierte en arroyo que prodiga vida y sustenta la naturaleza-, entre otros, construyeron el bagaje de la oralidad del Xpäty' añ.
Los entornos naturales y el legado de la tradición indígena moldearon en su niñez la sensibilidad de Alfredo, quien después robusteció su compromiso con los demás, a través de la educación y la cultura obtenidas en las aulas de la escuela normal rural Mactumactzá en Tuxtla Gutiérrez, de donde egresó y volvió al terruño para emprender sus tareas educativas en medio de la marginación, el analfabetismo y la pobreza.
“El Cuenta-Cuentos” inició su trabajo en los salones de donde impartía, pero fuera de horarios de clases promovía ciclos de lecturas entre alumnos y vecinos.
En 2009 Pérez Díaz fundó el primer grupo de lectura en Nuevo Limar, con los niños Gloria y Jorge y una incipiente biblioteca conformada por los textos El llano en llamas, de Juan Rulfo; La tregua, de Mario Benedetti y Caín, de José Revueltas.
Inicié el armazón de las lecturas orales en aquella improvisada aula de maderas, consciente y entusiasta de que los libros son las mejores herramientas y el antídoto contra el odio, el rencor y los gérmenes de la violencia, recordó.
“La lectura nos permite conocernos más como pueblos nativos, asomarnos por las ventanas de la educación y la cultura y asimilar ideas universales dentro de la galopante globalidad, sin despersonalizarnos ni sepultar nuestras raíces originarias”, asentó el maestro federalizado.
En el ideario de Alfredo la lectura es pilar para construir ciudadanos y formar mejores personas. “ Los libros salvan porque abren posibilidades de conocer el pasado, el entorno social actual y observar posibilidades de futuro”, aseveró.
Los pueblos indígenas interactuamos entre hablantes de otras lenguas regionales: tzeltal, tojolabal, zoque como también español y los idiomas extranjeros de turistas que nos visitan, porque no estamos peleados con la apertura, si bien mantenemos una resistencia y defendemos nuestra identidad”, sostuvo el también integrante de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
A los talleres y sesiones de lecturas asiste actualmente una veintena de lugareños, que se involucran en relatos, comparten libros, ensayan piezas teatrales y artísticas.
La labor educativa-cultural de Alfredo ha fructificado con los años, en un ambiente no exento de adversidades, debido a los conflictos sociales, que a partir de 1995 protagonizaron grupos armados de corte paramilitar en el norte de Chiapas, donde Tila fue uno de los puntos de la violencia regional.
En medio del entusiasmo comunitario por la lectura y la oralidad, El Xpäty' añ chol lamentó, sin embargo, la falta de apoyos de las autoridades de Educación estatal y federal para continuar el fomento a esas actividades.
Puntualizó que el “El Premio Nacional Lee” se redujo a una ayuda institucional con la que estudió una especialización en línea en proyectos de lecturas y bibliotecas escolares, durante seis meses en la Universidad de Barcelona.