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Cinco temporadas han pasado desde que Orange is the new black llegó a la pantalla de Netflix y, de acuerdo con sus protagonistas, quizá sin el programa creado por Jenji Kohan el boom de las series y películas protagonizadas por mujeres no tendría tanto éxito.

“Kenji siempre se preocupa por mostrar a mujeres fuertes y este show es el mismo caso, tenemos a mujeres reales que, si bien no han hecho cosas tan buenas, al final también son víctimas de una sociedad y entorno que asfixia a las mujeres”, comenta Dascha Polanco, quien interpreta a Dayanara Diaz.

Polanco y Diane Guerrero, quienes en la ficción forman parte del grupo de latinas de la prisión femenil en Litchfield, explican que en el show demostraron que en Hollywood no se necesita tener medidas de modelo ni lucir rubia y de ojos verdes, mucho menos ser caucásica.

“Si nos ves, somos mujeres como cualquiera, reales, sin cuerpos perfectos o lo que la tv dice que son perfectos y eso crea mucha empatía con el público y hace que tengamos un show auténtico”, dice Guerrero.

La serie se une a los programas y películas que dejan los roles fuertes en mujeres; las actrices agradecen que ahora que el sexo femenino no sólo sea el acompañamiento de los hombres, sino quienes llevan las riendas.

“Nuestro programa está hecho por mujeres, actuado y producido por más mujeres y visto por mujeres, pero también por hombres, creo que se comienza a abrir una nueva era, ahora puedes ver a Scarlett Johansson patear traseros y en tv puedes ver a muejres fuertes con personajes importantes, como Robyn Wright en House of cards y eso te hace ver el lugar que se va ganando”, explica Selenis Leyva.

Las actrices señalan que conforme avanzan las temporadas y sin buscarlo, la serie se ha vuelto más política, algo que mezclado con los toques de comedia le ha dado éxito.

“El show es inevitablemente político porque habla de mujeres encarceladas y de problemas que existen en el mundo como conflictos raciales o corrupción. Ahora la serie comienza cuando Litchfield se privatiza y las reclusas comienzan a ser tratadas como cosas desechables. Jenji (la creadora) se preocupa siempre por las historias humanas detrás del sistema”, dice Jackie Cruz.


Menos mujeres presas. Aunque los hombres representan más del 90% de la población que tienen las cárceles en Estados Unidos, en las últimas tres décadas la cantidad de mujeres en prisión ha ido en aumento.

Por cifras como éstas, las protagonistas de Orange is the new Black, que estrenan la quinta temporada este viernes por Netflix, esperan que la serie que se desarrolla en una prisión de mediana seguridad continúe poniendo sobre la mesa el tema acerca de las reformas a las cárceles en su país.

Actualmente existen 206 mil mujeres en alguna cárcel estadounidense, cifra que ha aumentado desde 1980, año en el que habían 15 mil y en 2010, cuando eran 113 mil, la mitad de las que hoy ocupan una celda.

“En Orange is the new black creemos que la historia de Piper Kerman (libro en que se basa el show) ha abierto la conversación para que en este país se comience a hablar sobre las reformas que deben existir en las prisiones para realmente reintegrar a todas estas personas a la sociedad y que sus vidas no queden truncadas”, explica Polanco.

Dasha, Diane Guerrero, Jackie y Selenis reconocen que si bien, la mayoría de mujeres recluidas cometió algún delito, también están seguras que las actuales políticas sobre en las prisiones no ayudan a la reinserciónde de éstas en la sociedad. “En los últimos años hemos escuchado hablar hasta el cansancio sobre mujeres gobernando, incluso sobre mujeres siendo presidentas, pero pocas veces hemos hablado sobre nuestras mujeres en prisión, ¿porque llegan ahí?, ¿por qué cada vez son más?, ¿Qué estamos haciendo para revertirlo?”, cuestiona Polanco.

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