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”Seguro nos vamos a equivocar porque no somos un museo”, dicen Los Fabulosos Cadillacs.

Previo a su visita a México para celebrar 30 años de carrera, los argentinos expresan ser un lugar de encuentro activo aunque no lo demuestren con giras y discos.

“La sombra de nuestra carrera siempre va a estar, es lógico. No me da miedo. La actividad paralela de cada uno le da a Los Cadillacs una liviandad porque no corremos riesgos por más que el disco que hagamos no sea del agrado de todos o nuestra leyenda sea más grande”, dijo Sergio Rotman vía telefónica desde Buenos Aires.

En su opinión, no pueden estar compitiendo consigo mismos porque es una forma de enloquecer, así que prefieren dejar al juego el talento sin pensar en las fórmulas del éxito. Aún no saben qué camino tomar en su nuevo álbum; tienen confianza ciega en las decisiones de Vicentico y Flavio para que a finales de año todos aporten sus ideas.

El germen está, pero aún no hay una evolución o la impronta que desarrollará. “Una banda de rock es más difícil que una pareja, el gran acierto que tenemos es saber cómo relacionarnos. Hubo una época, en 1997, que sufrí mucho y me quité de los Cadillacs por cuatro años totalmente enajenado por hacer 150 shows por año, odiando a todos, inclusive a los seres inmateriales y las religiones paralelas; lo que nos han aportado estos 30 años es querernos y sacar lo mejor cada uno del otro”, indicó entre risas.

Un ciego festejo. Sus integrantes esperan que su carrera no se convierta en una cárcel donde tengan que comportarse de una u otra manera, así que mantienen una continuidad que posiblemente en una situación más absorbente no sería posible.

“Vicentico y yo nos vemos un domingo por medio mínimamente en el estadio de San Lorenzo para ver a nuestro equipo y en la semana nos juntamos a tomar el té, hablar. La casa de Flavio, antes que viajara tanto con De la Tierra, era un punto de encuentro siempre”.

Esa amistad es la misma que traen a México, su segundo hogar, y al que llegan el 12 de noviembre al Foro Sol con un show renovado, ya que reconocen que uno de sus problemas es que tienen una cantidad exagerada de hits que no pueden dejar.

“Cuando empezó este año le dije a Vicentico: ¡30 años, tenemos que hacer esto!, mi mente loca imaginó mucho. Él me dijo ‘espérate, 30 años o 29 son la misma #$%&’. Me encantó porque no lo decía restándole importancia; me dio a entender que mejor pensar en el 44 si es que llegamos, y me liberó de la carga que afecta”.

La música salvará al mundo es el nombre que eligió Flavio para esta gira, pero Rotman asegura que vivimos en un mundo tan malo que sólo un cataclismo nuclear podría salvarlo.

“Ahora vivimos en un mundo más cruel. Como concepto de entretenimiento, la música ha sido tan comercializada que no es lo mismo que cuando los hippies sostenían Vietnam o los punkies luchaban contra el desempleo”.

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