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Muy apasionada apareció Paulina Rubio en medio del escenario. De lentes oscuros y de rojo fue que la cantante se presentó ante sus seguidores, quienes se reunieron en el Auditorio Nacional.

Dejando atrás su rubia melena, la Chica Dorada cambió al intenso carmesí para complacer a sus fanáticos a quienes les costó trabajo conservar el orden.

Y es que tuvieron que pasar 30 minutos para que un grupo de personas decidiera tomar un asiento.

El público tuvo acceso general al recinto, lo que provocó que las butacas estuvieran expuestas al "más vivo"; evidentemente todos querían estar al frente.

Ya en el escenario, Paulina Rubio presumió su más reciente sencillo y haciendo volar su cabello, la cantante brincó, bailó y hasta se tomó un tequila con su madre, la actriz Susana Dosamantes.

Después de casi tres años de no dar un concierto en la ciudad de México, Rubio se dijo feliz de estar en casa. “Me siento muy digna y muy honrada de volver”, expresó.

Recordando aquel momento en el que siendo conductora de una entrega de premios dio media vuelta y mostró una delgada tanga, la cantante mostró que aún sus piernas largas arrancan suspiros.

Incluso en el momento en el que decidió cantar por en medio del pasillo rodeada de escoltas, fue el momento más cercano con sus fieles.

Temas como “Casanova”, “Todo mi amor”, “Mío”, “Te quise tanto” y “Dame otro tequila”, entre otros, dejaron contentos a un aproximado de ocho mil personas. Algunas de ellas hicieron fila tempranera para poder tener los mejores lugares.

Bailando y cantandando a todo pulmón, los asistentes aprovecharon una de las pocas ocasiones que la mexicana hace presentaciones en vivo.

Paulina cerrró la noche con temas como “Y yo siguo aquí”.

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