López Tarso. “Los pobres me daban hasta pulque”

El primer actor Ignacio López Tarso supo lo que es ser diputado en 1988 por el Partido Revolucionario Institucional, pero al finalizar su periodo decidió no seguir, pese a que existía una posibilidad de quedarse.

“Mi interés es mi trabajo como actor. Me divertí mucho, aprendí cosas en la Cámara de Diputados, me tocó el Distrito ocho, que es muy interesante porque estaba lo más rico y lo más pobre; lo recorrí casa por casa en mi campaña, de modo que conocí toda esa zona. Me traban mejor en la zona pobre, ahí me daban pulque y tacos, en los ricos apenas me recibían”, expresó quien aprovechó las enseñanzas luego para su cargo de secretario general de la ANDA (Asociación Nacional de Actores).

López Tarso considera que un actor en primer lugar es un ciudadano, por lo que cuenta con todos los derechos y responsabilidades que cualquier otro. Por eso  apoya a quienes quieren intentarlo aunque él ya no volvería. 

“Ya hemos participado muchos en la política y ahora hay más oportunidad porque hay más partidos; cuando yo fui diputado eran tres partidos en realidad, ahora son 10 o 12, de modo de que hay más posibilidades”.

Eric del Castillo. Agradecido de perder 

El actual presidente de la Asociación Nacional de Intérpretes (ANDI), Eric del Castillo, dice que la política es tenebrosa. Por eso, en el fondo agradece no haber salido electo en la candidatura por la delegación Tlalpan en 2003. 

“Le dediqué medio año a la campaña, pero no me dañó en lo más mínimo. Si salía electo pensaba ir a Televisa y decirles que me iba a ausentar tres años o hasta donde se me permitiera; afortunadamente estaba en el aire una telenovela que se llamó Niña amada mía y con ese motivo mucha gente iba a los mítines, a las pláticas, quizá para conocer al actor y a eso le tenía mucho miedo la oposición”, argumentó.

Esto mismo es lo que Álvaro Gordoa, crítico en imagen pública, reflexiona, ya que la estrategia de los partidos políticos es rodearse de líderes que generan empatía  en sus audiencias. “Los famosos tienen este fenómeno de la admiración. La profesión más desprestigiada en nuestro país es la de político y puede que al final, al actor  se les permea la mala imagen.  La falta de empatía nunca ha estado tan fuerte como en las elecciones que estamos viviendo”, opinó.

Con un presupuesto de 750 mil pesos Eric intentó inyectar sangre nueva a la política mexicana porque para él no importa la profesión que sea, ya sea la de panadero o actor es importante hacerlo bien. Incluso estaba dispuesto a perder económicamente ya que el sueldo en la delegación hubiera sido menor al que recibía en la profesión que lo hizo reconocido.

“Me dejó la satisfacción de querer hacer un servicio honesto. Yo cumplí conmigo mismo, hablé con mucha gente, visité varios lugares, me empapé de los problemas de Tlalpan, me alegaban que no tenía un programa y yo decía que sí, pero que no quería ser como un jilguerito que habla y habla como otros.

“Uno es artista y ve las cosas desde un punto romántico, de lucha, de pelea, de entregarse, dar lo mejor de mí mismo. Lo platicaba con mi familia: cuando uno se equivoca en la vida, no pasa de ser afectado, pero acá (en política) si se toma una mala decisión te llevas entre las patas a muchas personas”, dijo del Castillo.

María Rojo: “Si ya tengo un nombre limpio para qué volver a la política”

Aunque María Rojo nunca se alejó del todo de la profesión que la hizo ser reconocida en películas como Rojo Amanecer o El callejón de los milagros, hace tres años decidió dejar su cargo en la Asamblea Legislativa para divertirse nuevamente como actriz.

“Ya lo disfruté y no tengo nada que me reprochen como político, pero llega un momento en que dices ‘si ya tienes tu nombre limpio para que lo vas a cambiar a otra cosa’. Mejor aquí lo dejamos porque el país no es el mismo de hace 18 años cuando entré a la política, y los partidos tampoco son los mismos".


“Hay un momento que tú lo sientes, este no era  mi momento y eso no te lo necesita decir nadie. Me ofrecieron la plurinominal, pero ya llevaba tres años de regreso en mi carrera y ya sabía lo que es otra vez volver al teatro, cine y televisión. Mejor decidí que había que tomar una opción u otra y más con las circunstancias en que ahorita se encuentra México”, refirió en entrevista.

Sin embargo, de esta experiencia se queda con las satisfacciones de obtener una medalla en reconomiento a la honradez y de colaborar para la creación de las leyes de cine que apoyan a la elaboración de cerca de 80 películas por año, además de dar un presupuesto de 50 millones de pesos al teatro.

“Hice cosas que te dan otro tipo de satisfacción pero cuando no te apasiona, no hay poder humano que te haga volver. Ya uno debe de cuidar lo que quiere hacer y estoy muy contenta con mi trabajo de actriz".

“Fui la primera jefa electa (en la delegación Coyoacán) y fue muy bonito porque hay contacto con la gente, eso fue lo que más me gustó. El Senado era un poco solitario”, recordó con aire de orgullo.

Rojo ha sido dipuatada federal plurinominal, diputada local en el DF, senadora y jefa delegacional. 

Durante su mandato afirmó no haber realizado ningún tipo de viaje ya que su carrera artística le permitió hacerlo. En seis años lo único que les pidió fueron 10 días para  faltar, que utilizó para la grabación de los filmes  El Atentado y El Infierno “porque no podía decirle que no a Jorge Fons ni a Luis Estrada”.

El especialista en imagen pública, Álvaro Gordoa, opinó sobre el tema al considerar que la percepción que tiene cada personaje es relativa y que depende de quién se trata para saber si su incursión política beneficia o no a su carrera.

“María Rojo pasó muchas leyes y  apoyó al cine. Se le empezó a percibir más como político que como actriz en algunos aspectos y eran otras épocas de la política. Ella nunca perdió credibilidad sino que se le vio con un activista político real; cuando se empieza a castigar la imagen del político ella deja de serlo”.

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