Para filmar El mariachi, que catapultó a la fama al realizador Robert Rodríguez, se necesitaron únicamente 7 mil dólares y tres semanas de rodaje.

Pero juntar el dinero no fue tan fácil: el cineasta se alquiló por un mes como “ratón de laboratorio” en una clínica donde le probaban medicinas, daban de comer y dormía, pagándole casi la mitad de lo que necesitaba.

Su socio, el mexicano Carlos Gallardo, vendió una finca que le había heredado su padre y fueron convenciendo a gente común para que se metieran de actores.

Al final, la historia de un joven confundido con un sicario, estremeció en pantalla y recaudó dos millones de dólares en el orbe; fue cuando Rodríguez se convirtió en un símbolo de que menos es más en cine.

En el denominado séptimo arte, aseguran los creativos, lo importante no es el presupuesto necesariamente, sino una buena idea trabajada y su ejecución en el set.

Y en medio de los grandes dineros manejados en efectos especiales y visuales por Hollywood, han existido producciones exitosas muy por debajo del promedio manejado de 50 millones de dólares, en caso de comedias, o alrededor de 200, cuando se trata de los llamados blockbuster.

Actividad paranormal, que va en media docena de secuelas, apenas y costó 15 mil dólares (unos 225 mil pesos actuales) y encontrar una casa que les diera facilidades de rodaje.

En el mundo recaudó 200 millones de dólares y aún hoy es considerada una guía a seguir por realizadores.

La producción Mar abierto sólo requirió una pareja perdida en el océano y el manejo de tensión ante la llegada de tiburones, para llevar gente a salas. ¿Su costo? Medio millón de dólares (7.5 milones de pesos), registrando en taquilla 54 millones de dólares.

El proyecto de la bruja de Blair introdujo la cámara portátil, usada por los mismos protagonistas, para eliminar costos: con 60 mil dólares gastados en un bosque oscuro y algo de diseño de arte, se recaudaron 240 millones de dólares en el mundo, así como varios espectadores mareados.

Mel Gibson tampoco fue siempre la estrella con todos los recursos a su favor. Para Mad Max juntó 350 mil dólares y con ello consiguió 8 millones de billetes estadounidenses en cines.

Hace una década volvió a esa generación de recursos inviertiendo apenas 30 millones de dólares para la controvertida La pasión de Cristo y, a cambio, generó 611 millones en el mundo.

En el género documental también vale. Super engórdame, sobre los peligros de la comida chatarra, le costó a su director 60 mil dólares, los cuales recuperó sin problemas gracias a los más de 20 millones de dólares en cines.

Ang Lee irrumpió en el cine mundial con El tigre y el dragón, que requirió de 17 millones de dólares y juntó 213 millones; y con 110 mil dólares, George Romero realizó La noche de los muertos vivientes, que juntó 42 millones de dólares. La comedia 500 días con ella gastó 7.5 millones y ganó 60 millones.

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