Hoy, a poco de que concluya la actual administración en la Ciudad de México, y a horas de que entregue su sexto y último informe de gobierno, es cada vez más evidente su fracaso en prácticamente todos los rubros, en los términos de sus propios planes, al no haber concretado la mayoría de proyectos de infraestructura y movilidad prometidos; y también porque, en seguridad, hereda un nefasto y preocupante saldo, una ciudad prácticamente sumida en la violencia criminal.

Los proyectos que supuestamente marcarían la gestión de Miguel Ángel Mancera al frente del Gobierno de la CDMX —quien por cierto pidió licencia al cargo y hoy es senador plurinominal por el PRD—, sencillamente fueron cancelados o se quedaron en discursos: el Corredor Chapultepec, las Plantas de Termovalorización y Biodigestión, el rescate integral de La Merced, el Hospital de Cuajimalpa, el Museo Interactivo Infantil de Iztapalapa y la salida de circulación de 20 mil microbuses.

Asunto grave en todo esto, además del propio inclumplimiento de las obras de infraestructura prometidas, es el destino de los recursos programados para las mismas. Para la ejecución de estos planes se estimó destinar alrededor de 15 mil 268 millones de pesos, recursos que en algunos casos comenzaron a ejecutarse y en otros no serán usados, pues el proyecto fue cancelado. ¿Qué pasará con el dinero ya utilizado en proyectos que en muchos casos no se concluirán?, más aún, ¿donde quedaron y qué se hará con los recursos programados, pero no utilizados?

Por si fuera poco, a la lista de proyectos no cumplidos de la administración de Mancera habría que sumar las tan anunciadas (2012) cinco Zonas de Desarrollo Económico y Social (Zodes): Ciudad de la Salud, Ciudad de la Tecnología, Corredor Cultural, Ciudad Verde o Agroindustrial y Ciudad Administrativa, todos a cargo de ProCDMX, y ninguna llevada a los hechos.

Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno electa, al respecto ha dicho que varios de estos proyectos —como las Plantas de Termovalorización y Biodigestión, con las cuales se transformaría la basura de la Ciudad en energía eléctrica— serán cancelados, con lo que se deja todavía más en los huesos la flaca herencia de la administración saliente. No es por ello exagerado afirmar que la gestión que termina en la Ciudad de México se va profundamente endeudada con la ciudadanía en la mayoría de los rubros.

Pero especialmente en el tema de seguridad la capital ha vivido un enorme retroceso que coloca la entre las entidades con mayor actividad criminal, como se vio la madrugada de ayer en la concurrida Plaza Garibaldi, donde se registró el ataque de un comando con saldo de 5 muertos.

En suma, habría que exigir cuentas a quienes se van, pues el actual estado de cosas en la CDMX es insostenible. Ojalá el próximo gobierno sea consciente de ello.

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