En materia de acceso al agua, el país está dividido en dos: en el norte el recurso es escaso, mientras en el sur/sureste es abundante. La capital del país se encuentra situada más hacia el sur, pero el abasto del líquido es un tema que se ha complicado en los últimos años. Dotar del servicio a 20 millones de personas que habitan a 2 mil 200 metros sobre el nivel del mar es una labor complicada.

Desde el miércoles pasado 13 alcaldías de la Ciudad de México y 12 municipios mexiquenses fueron puestos a prueba, debido a que se interrumpiría el abasto durante cuatro días para realizar obras en el sistema Cutzamala, que surte a buena parte del valle de México; se trató de la mayor restricción en los últimos años.

La recomendación de la autoridad fue reservar el agua en contenedores y hacer un uso más eficiente, aunque millones de personas desconocen de qué manera se puede hacer.

Persiste la creencia de el ahorro se da cerrando la llave, pero es más bien una cuestión de hábitos y de acciones que tienen que ponerse en marcha, por ejemplo la utilización de llaves y regaderas ahorradoras. Aunque hace años se avanzó al erradicar la costumbre de lavar banquetas y autos con mangueras, no es suficiente.

A la capital del país se le reconoce su preparación en materia de protección civil, aprendida por las tragedias ocasionadas por los sismos. Es hora de que todos los habitantes de la zona metropolitana de la Ciudad de México comiencen a concientizarse sobre la importancia de adoptar acciones que permitan el mayor ahorro y cuidado del agua. Se trata de aprender a utilizar el agua de lluvia y a reciclar el agua con que se enjuagan trastes o ropa. En lugar de irse al drenaje puede reutilizarse para otras labores domésticas.

La autoridad tiene también una importante tarea. Datos oficiales reportan que 40% del agua que recibe la ciudad se pierde por fugas a causa de una vieja infraestructura.

El problema, sin embargo, es de índole nacional, pues 77% de la población mexicana habita en la región árida y semiárida de la República, donde el líquido es escaso. De acuerdo con datos de 2010, el promedio de disponibilidad de agua en el norte del país es de mil 730 metros cúbicos por persona al año, mientras en el resto es de 13 mil metros cúbicos.

El problema de los acuíferos sobreexplotados no es un tema exclusivo del centro, sino de todo México. Impulsar una cultura de ahorro y reciclaje se vuelve imprescindible en el país.

Ojalá que la contingencia haya generado conciencia entre millones de personas de que el agua es un recurso escaso y que sólo un uso racional podrá permitir el abasto futuro. Lo que empiece a hacerse en este momento en materia de cultura hídrica garantizará la viabilidad del país.

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