Con Nico Rosberg jubilado y Bernie Ecclestone apartado por los nuevos dueños, la Fórmula Uno vivirá esta semana en Melbourne el inicio de un campeonato lleno de incertidumbre.

Lo único que está claro es que los nuevos organizadores de las carreras prometen más espectáculo. Los coches son más anchos, tienen apariencia de agresivos, son propulsados por unos mil caballos de potencia y son más difíciles de conducir que en temporadas anteriores.

La pregunta del millón es quién sucederá a Rosberg como campeón del mundo. El alemán sorprendió al mundo del motor el 2 de diciembre al anunciar su retirada apenas cinco días después de ganar su primer título. Eligió dedicarse en cuerpo y alma a su familia en vez de seguir compitiendo en la Fórmula 1.

Mercedes y Ferrari fueron las escuderías más veloces en la pretemporada, pero siempre se dice que nadie enseña sus verdaderas cartas hasta que llega el momento de la verdad. Y la partida empezará este fin de semana con el Gran Premio de Australia, el primero de los 20 que están programados hasta que concluya el calendario el 26 de noviembre en Abu Dabi.

Los grandes favoritos para alzarse con el título son el británico Lewis Hamilton, de Mercedes, y el alemán Sebastian Vettel, de Ferrari. El primero ganó tres títulos mundiales (2008, 2014 y 2015) y el segundo cuatro (2010, 2011, 2012 y 2013).

Vettel llega a su último año de contrato con Ferrari tremendamente exigido tras un 2016 en el que no logró ninguna victoria. Pero el nuevo bólido de la escudería italiana, que contará con el finlandés Kimi Raikkonen en el otro volante, asombró en los ensayos de Barcelona por su velocidad y fiabilidad.

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