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Toluca.— El América lució deprimido. La nostalgia por Rubens Sambueza resultó demasiada. Melancolía por su ex capitán, que se agudizó cuando el infierno toluqueño comenzó a explotar de júbilo.

Victoria endiablada 2-1 en el reestreno de su inframundo.

Primera caída de Ricardo La Volpe en Liga con las Águilas, ayer transformadas en loros por su marca de ropa patrocinadora. Inicio marcado por la ausencia de juego ofensivo y preocupación escarlata. La promesa de un futbol agresivo, vistoso y ganador sigue en eso. La deuda lavolpista sigue acumulada cada vez que su escuadra juega un partido.

Sambu era quien ponía la pausa, el talento y la claridad de ideas. Nadie como él hubo ayer entre los americanistas. El volante defendió a los Choriceros. Presión, entonces, para Cecilio Domínguez y Cristhian Paredes, ambos obligados a marcar diferencia en Coapa.

Bombazos inclementes provocaron la victoria del Toluca. Artillería de media distancia que hicieron arder el renovado —pero aún incompleto— infierno mexiquense, hermoso, a pesar de que no está terminado todavía.

De los pies de Gabriel Hauche y Jesús Méndez salieron disparos certeros y letales. Contundencia que le propinaron al América dos golpes duros e inevitables para Agustín Marchesín, su refuerzo estelar.

Hauche destrozó el ángulo con un envío desde la banda derecha. Hermosura de gol para reestrenar el Nemesio Díez (11’). Y Méndez se atrevió desde afuera del área. Su tiro fue cruzado, alejado de cualquier rasguño de “Marche”, que pudiera salvar de la desgracia a los capitalinos. Esa diana aniquiló el empate parcial que había dado la de Michael Arroyo, mediante la vía del penalti, tras clara mano de Osvaldo González.

Lo más cercano que estuvo el equipo de Ricardo La Volpe del empate fue a balón parado, cuando Oribe estrelló un cabezazo en el travesaño. De ahí en fuera, Alfredo Talavera no conoció el sufrimiento en lo que restó de la primera mitad.

Segunda parte de intrascendencia verde.

La idea emplumada era la de dejar todo a balón parado. Los tiros de esquina o cualquier falta imprudente que cometían los defensores toluqueños servían para ocultar las carencias ofensivas de los “loros bigotones” que padecieron en la antigua Bombonera.

Más allá de cualquier presión del América, los Diablos Rojos tuvieron la oportunidad de ampliar su ventaja. Sin embargo, Marchesín le detuvo una pena máxima a Fernando Uribe, que propició el propió Sambueza, quien hizo la finta de querer tirar el castigo, como medida de revancha hacia el club que lo desechó. El arquero evitó cualquier cuestionamiento acerca de su llegada. Cumplió.

La Volpe jamás encontró la forma de hacer que se recuperaran sus pupilos. Se ahogaron con la presión escarlata que tiene un entendimiento mayor y su talento le permitió llegar a Toluca a seis puntos con seis goles a favor y dos en contra.

América buscó a su revulsivo. Se desesperó y nunca lo encontró. Ya está en otro bando y ayer fue su enemigo. Las Águilas inician la era post “Sambu” con una derrota que les hace sentirse deprimidas ante la ausencia de su otrora ídolo.

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