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América queda atrapado. El laberinto de los Tigres le es indescifrable y termina por toparse con su frustración hasta autodestruirse.

Se queda con nueve hombres, se estrella con el muro defensivo de Ricardo Ferretti y sus Tigres, además de entregar un penalti que destroza su racha de cinco partidos ganados en fila.

Dolor águila en el Estadio Azteca por la derrota 1-0.

Adiós a la aspiración de liderato del torneo para el “Ame” (15 puntos). Su momento de gracia se extingue ante el candado del “Tuca”.

Los regios, en cambio, suman su cuarta victoria consecutiva y su plantel de 50.9 millones de dólares comienza a hacer pesar la jerarquía de ser el más caro de México.

Perdidos, los jugadores azulcremas quedan exasperados. Intentan hilar pases, pero Ferretti, fiel a su costumbre, les puso a resolver un acertijo que nadie en el Nido entiende. Equivocan sus envíos y pisar el área les resulta un infierno. Calvario que provoca que las cabezas emplumadas comiencen a desvariar hasta la ira.

El primero en perder la cordura es Javier Güémez. El contención americanista abraza a Jürgen Damm en el área. El árbitro César Arturo Ramos tiene argumentos para marcar el penalti. Minuto 25 y con el partido apretado, el cobro de André Pierre Gignac decanta el juego al abrir el marcador.

Los felinos norteños se notan cómodos. Entienden a la perfección que el no arriesgar en lo absoluto les genera dividendos.

Les gusta saber que siguen las órdenes de Ferretti de jamás hacer un esfuerzo por tomar una decisión atrevida. Eso va en contra del concepto que tiene el entrenador interino del Tri para ganar. El brasileño puso a México a jugar así contra Argentina a media semana y por poco le sirve para triunfar.

Rubens Sambueza y Darío Benedetto secundan los actos de Güémez. ‘Sambu’ se la pasa con reclamo sobre reclamo hacia el juez Ramos. Va, lo increpa, le cuestiona cualquier decisión que no le gusta al capitán amarillo. El árbitro escucha un insulto e inmisericorde lo echa al 41’.

Unos instantes más tarde, el rapado delantero argentino alcanza a su compañero en los vestidores, por una plancha sobre Jesús Dueñas, juzgada como agresión en forma rigorista.

Tigres hace poco por aumentar la ventaja. Jugar 11 contra nueve sólo se convierte en un monólogo felino en la posesión del balón. Los pases laterales agradan al técnico de los norteños. El paseo del esférico es a los costados con poca profundidad. Tener a Javier Aquino, Gignac, Damm y Rafael Sobis resulta poco motivo como para que la visita ofenda con ahínco.

El duelo se vuelve más disputado al minuto 60 con la expulsión de Damm. Es ahí cuando el América recibe un impulso anímico más que futbolístico y los Tigres comienzan a ponerse nerviosos. Los azulcremas creen en el empate pese a todavía estar con uno menos en la cancha.

El tiempo avanza. Las ideas americanistas vuelven a quedar empatanadas. Tienen pocas jugadas de gol que desperdician y que crean sobresaltos en la portería de Nahuel Guzmán.

El reloj termina por señalar el tiempo cumplido. Llega el final, pese al ímpetu azulcrema final.

Tigres extermina la racha de triunfos del América. La sabiduría ultradefensiva del ‘Tuca’ se devora a Nacho Ambriz, cuyo equipo se estampa con la frustración.

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