Había una relación en Coapa entre el América y Gustavo Matosas que comenzó con 25 millones de dólares de inversión. Ayer ese vínculo se rompió, ese dinero no alcanzó. Lo que estaba en un papel firmado para dos años de labor terminó en sólo seis meses.

El técnico uruguayo quería más gasto en jugadores. Ricardo Peláez le dijo que no. Se fracturó ese ‘romance’ y las Águilas se quedaron sin técnico.

“Hay un gran plantel, pero para desarrollar el tipo de juego que me gusta necesito jugadores de otras características. No se puede [traerlos], entonces lo mejor es terminar en los mejores términos, cada uno puso su postura y hay un desacuerdo en el armado del equipo”, revela Matosas.

El estratega quería fichar a Carlos Peña y José Juan Vázquez del León [En fechas recientes el propio sudamericano manifestó que no se fijaría en alguno de sus ex dirigidos], además de Gabriel Peñalba, del Veracruz.

Futbolistas ‘caros’ para el mercado mexicano, pero que encajan en la idea de que “ya conocen mi sistema de juego”. Además, Matosas exigía las bajas de Paolo Goltz, Cristian Pellerano y Carlos Darwin Quintero, los tres elementos solicitados en su momento, por su antecesor, Antonio Mohamed. Peticiones que no fueron satisfechas por la dirigencia azulcrema.

“Después de las pláticas, él [Gustavo] requería jugadores en calidad y cantidad que no está en nuestras manos traer. La diferencia es que no podemos traer esos jugadores, pensamos, porque la continuidad del plantel es lo más importante y reforzar con el técnico que designemos”, justifica Peláez.

El directivo americanista asegura que “tuvimos una fuerte inversión en enero”. Y señala: “quiero a [Lionel] Messi y a Cristiano Ronaldo, pero, tenemos un control interno; es estricto, riguroso, me tengo que limitar”.

“Yo no pedí a Messi”, responde en tono de broma, Matosas.

Peláez incluso defiende al cuestionado Darwin Quintero, futbolista que costó 12 millones de dólares y sólo aportó una anotación en la jornada uno ante el León.

“Creo que es un futbolista que puede dar más, tengo muchas expectativas. Para la próxima temporada van a llegar dos refuerzos máximo y saldrán uno o dos jugadores”, dice el ex delantero.

La separación entre el sudamericano y el América fue sorpresiva. El técnico se va a descansar a Uruguay con su familia, eso sí, sin olvidar que “ya firmé mi finiquito”. El que fuera bicampeón con los Panzas Verdes tenía un sueldo en Coapa de dos millones de dólares al año.

Con la mano de Matosas en la dirección técnica, las Águilas clasificaron a la Liguilla, aunque se quedaron en cuartos de final, al ser eliminadas el sábado pasado ante el Pachuca, equipo que llegó a la Liguilla de ‘rebote’.

“Me quedo con la espinita de no poder lograr el bicampeonato con el América”, dice el uruguayo, quien tiene apariencia de ‘mirrey’ con su camisa rosa abierta y saco beige combinado con pantalón de mezclilla.

Abrazos, risas y apretones de mano entre el presidente deportivo del América y Matosas, en su despedida. Era la forma en que trataban de mostrar cordialidad ante la ruptura laboral entre ambas partes y dar las razones de la misma.

Peláez quería evitar un nuevo desenlace como el que vivió con Antonio Mohamed. Con el ‘Turco’ el fin fue turbulento. Esta vez lució terso, al menos, en apariencia.

Ambriz, candidato uno

Para el relevo, Ignacio Ambriz, quien tiene 42 por ciento de efectividad en la Liga MX, se perfila como el principal candidato para ocupar el puesto que queda vacante en el Nido.

Ricardo Peláez asegura que “tengo muy claro el perfil que debe tener el nuevo entrenador, así como los objetivos que hay. En su momento, lo daremos a conocer.

“Debe ser un técnico ilusionado, comprometido, algo muy similar a lo que es Matosas. Un técnico con personalidad, hay una fórmula muy importante para conseguir buenos resultados, que es buenos jugadores y buen ambiente de trabajo”, describe el presidente deportivo de los azulcrema.

Sabedor de la presión que se vive diario en el Nido, “pues cada vez estoy más canoso, pero ha valido la pena”, Peláez reconoce que no puede equivocarse en la elección del nuevo estratega.

“Sé que si no da resultados lo que decida, el siguiente que se va soy yo”, acepta el dirigente emplumado.

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