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Floyd Mayweather Jr. insiste en que aquí termina todo, aunque él podría ser uno de los pocos que se lo crea.
Diecinueve años y 48 combates no han hecho mella en Mayweather, pero no toma ningún riesgo. Ha visto lo que el recibir demasiados golpes ha causado a su tío Roger, y está decidido a dejar el pugilismo sano.
Con millones de dólares en su poder, Mayweather ya no tiene la necesidad de boxear. Y señaló que se siente tranquilo al abandonar el deporte que aprendió incluso antes de aprender a caminar.
"No lo voy a extrañar, para nada", indicó Mayweather. "Siento como si tuviera una flor imperial (en la baraja)".
La gente ajena al entorno de Mayweather se burla ante la creencia de que se retirará del boxeo después de enfrentar a Andre Berto el sábado. Se preguntan cómo podrá resistir la tentación de romper la marca perfecta del fallecido campeón mundial peso completo Rocky Marciano de 49-0 y -quizá más importante aún- resistirse a las grandes bolsas que obtendría con otro combate.
Quienes lo conocen mejor dicen que él habla en serio, pese a que un retiro anterior terminó después de 21 meses.
"¿Por qué un hombre no puede retirarse después de tener una ilustre carrera, de haber logrado todo lo que necesita cumplir y hacer?", preguntó Leonard Ellerbe, confidente de Mayweather. "Y lo ha hecho a su manera".
Poco se puede debatir eso. Mayweather logró, en una carrera que data de su debut profesional en 1996, reinventarse a sí mismo varias veces y ganó más dinero que cualquier otro boxeador antes que él pese a un estilo defensivo que raya en el aburrimiento en el ring.
Ganó cerca de 220 millones tan solo en su pelea más reciente, una cifra exorbitante que empequeñece las ganancias de combates previos. Sucedió debido a que el deseo de verlo enfrentar al filipino Manny Pacquiao fue tan frenético que la gente pagó hasta 39.000 dólares por un boleto para un lugar justo frente al ring y 4,6 millones de hogares adquirieron la transmisión de pago por evento a un precio elevado de 99,95 dólares.
El frenesí ha quedado atrás y ha sido reemplazado por un sabor amargo obtenido más que nada luego de ver a Mayweather vencer metódicamente a Pacquiao.
Hay tan poca demanda para verlo encarar a Berto que una gran cantidad de boletos seguían disponibles directamente en las taquillas del MGM Grand para casi cualquier sección de la arena del hotel en los días previos al combate.
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