Aplicar base, corrector, sombras o delineador y lápiz labial. La rutina básica de maquillaje debería ser universalmente simple, ¿cierto? Sin embargo, dentro de ese proceso existe un mundo de sutilezas que hacen la diferencia entre un aspecto radiante y uno con errores en la elección del producto o la aplicación.

Sabemos que quien mejor puede guiarte en ese proceso es un profesional. Por eso, consultamos a Aguinaldo Leandro Silva, International Makeup Artist con más de dos décadas de experiencia, quien nos explicó algunos pasos para que este proceso diario sea más simple para ti.

-Limpia e hidrata bien tu piel. Si es mixta o grasa, aplica un fluido matificante y espera unos segundos a que absorba.

-Aplica dos o tres gotas de base en la palma de la mano y frotan un poco. Esto hará que se absorba mejor. Espárcela primero en la mitad del rostro y mírate al espejo. Si la diferencia en el tono de piel no es muy perceptible, continúa con el resto de tu rostro.

-Utiliza el corrector sólo en áreas problemáticas como las ojeras, el centro de la nariz y algunos espacios en la frente. Mézclalo bien para que no se distinga de la base.

-Distribuye una capa muy ligera de polvo por todo el rostro. Cuida que la brocha no tenga una cantidad excesiva, pues esto da una apariencia ceniza y pálida al rostro.

-Agrega las sombras, lápiz de ojos, mascara y delineador. Para que no afecte al resto de tu maquillaje, coloca un pañuelo bajo cada ojo mientras usas dichos productos. Esto atrapará los residuos.

-Utiliza un lápiz de labios y colorea dentro de dicha área. Agrega una capa de labial en un color similar y retira el exceso con un pañuelo. Agrega otra capa de lipstick.

-Añade un poco de rubor justo en la base de los pómulos. Existen muchas técnicas pero es difícil equivocarse si la distribuyes en un patrón diagonal y si eliges un tono similar al de tu piel cuando se ruboriza.

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