Un conjunto de muebles que engalanaron los actos solemnes de Benito Juárez en su último periodo de gobierno, vuelve a lucir completo y se aprecia en la muestra "Los 100 días que hicieron al México moderno, El debate por la Constitución 1916-1917", en el Castillo de Chapultepec.

En un comunicado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se informa que el mobiliario salió entre 1865 y 1872 de los talleres de la Escuela Nacional de Artes y Oficios para Hombres del Ex Convento de San Lorenzo y está compuesto por la silla presidencial, enmarcada en un pendón, pabellones con los mismos entorchados y un dosel que coronaba el sitial del Benemérito de las Américas.

Este mobiliario ha vuelto a reunirse 73 años después de integrarse a los acervos del Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, indicó Thalía Montes Recinas, historiadora de este espacio museístico del INAH.

Montes Resinas realizó una investigación que hoy permite apreciar este "ajuar" y conocer su devenir como icono de legitimidad, tanto así que figuras como Porfirio Díaz, Francisco I. Madero, Francisco Villa y Venustiano Carranza posaron con él.

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Resaltan un pendón con un bordado del águila republicana al centro. Pieza que formó parte del montaje Águila real, símbolo vivo de México, en dicho recinto.

Los detalles del pendón, incluido el terciopelo rojo y los entorchados en hilo de plata, coinciden con la silla ceremonial de Juárez con tallas de majestuosas águilas en los descansabrazos.

Thalía Montes observó una fotografía de los fondos de la Fototeca Nacional, en la que Venustiano Carranza, a la postre Jefe del Ejército Constitucionalista, está sentado en la silla juarista, pero ésta aparece enmarcada por el citado pendón y unos laterales con los mismos detalles en los bordados, destacando el monograma de la República Mexicana y el gorro frigio con la inscripción "Libertad".

Con la asistencia de María Esther Gámez González, conservadora del Depósito de Colecciones del MNH, se localizaron los aterciopelados laterales, que desplegados alcanzan 11 metros de ancho por 7 de largo, y que a falta de una restauración —que se llevará a cabo posteriormente— lucen sólo un par de sus secciones en la citada exposición.

El dosel, que es literalmente la representación de una corona hecha en madera y decorada con elementos prehispánicos cubiertos de hoja de oro e incrustaciones, se ubicó también en el Taller de Restauración del MNH.

El conjunto solemne de Benito Juárez: silla, pabellones y dosel, volvía a reintegrarse. Éste se dispersó en 1944, cuando junto con otras colecciones históricas llegó al Castillo de Chapultepec, procedente del entonces Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, que se ubicaba en Moneda 13, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

El conjunto de la silla presidencial de Juárez da para diversos análisis, entre ellos, la arqueóloga María de Lourdes López Camacho ha reparado en la presencia de símbolos prehispánicos tallados tanto en la silla como en el dosel. Representaciones de chalchuihuites (piedras verdes) bordan los descansabrazos de las sillas, igualmente aparecen en el dosel, donde también se aprecian representaciones de rayos solares y puntas de obsidiana.

Benito Juárez fue miembro masón desde 1847, de manera que en la silla juarista y su ajuar conviven insignias masónicas: el gorro frigio, la escuadra, la balanza, etcétera, con alegorías prehispánicas que lo vinculan a los tlatoanis mexicas.

sc

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