La Unesco "hace muy poco" ante el saqueo de bienes culturales en zonas conflictivas de Oriente Medio por parte de grupos terroristas, que se financian con el contrabando de esa riqueza, afirmó hoy en Bolivia el magistrado español Fernando Pignatelli, experto en derecho humanitario y crímenes de guerra

"Yo creo que la Unesco, aparte de lamentarse en notas muy sentidas (...), realmente está haciendo muy poco, porque para hacer algo lo que se necesita es alejar a los bárbaros de los lugares culturales", señaló Pignatelli en declaraciones.

El juez, de la Sala Quinta de lo Militar del Tribunal Supremo de España, llegó a Bolivia para disertar sobre la protección de bienes culturales en situaciones de conflicto y guerra en un foro para militares bolivianos sobre derecho internacional humanitario.

Pignatelli dijo que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) tiene desde su fundación como misión promocionar y conservar los patrimonios culturales del mundo, pero, a su juicio, no ha tenido éxito.

"No sé que se está conservando. Cuando yo veo a unos sujetos que están volando los Budas de Bamiyán (Afganistán) o que están volando cosas en Palmira (Siria) me parece que se está logrando una conservación fantástica", ironizó el abogado español.

El Estado Islámico ha destruido en los últimos meses patrimonio cultural de incalculable valor como mausoleos en la ciudad de Palmira y varios sitios y museos arqueológicos en las zonas que dominan en Irak, entre ellos las ruinas asirias de Nimrud, del siglo XIII a.C. y el Museo de la Civilización de Mosul.

"Es una ironía no exenta de enfado", apuntó y opinó que, en general, muchas organizaciones internacionales se han convertido "en agencias de colocación de personas y ya no sirven a los fines" establecidos en sus tratados constitutivos.

También lamentó que muchos países no hayan suscrito la Convención de La Haya del 14 de mayo de 1954, que es un tratado para proteger los bienes culturales en los conflictos armados internacionales.

Según Pignatelli, la primera medida ante el tráfico de bienes provenientes de zonas en conflicto debe ser la ratificación de esa convención y de sus protocolos, pero "hay Estados que se niegan".

"No entiendo por qué un país como el Reino Unido no ratifica esta convención. (También) parece sospechoso que Estados Unidos no la ratificara hasta 1999", apuntó el magistrado.

La Convención de La Haya de 1954 fue ratificada por 126 países, su primer protocolo por 103 y el segundo protocolo por 68 Estados.

"Como se ve no hay un entusiasmo de los actores internacionales en este tema. Eso sí, luego todo el mundo protesta mucho con estas atrocidades", sostuvo el magistrado.

Asimismo, opinó que el denominado Estado Islámico (EI), que ha protagonizado ataques contra el patrimonio cultural de los países donde actúa, solo puede ser considerado un grupo terrorista y llamarlo "Estado" es "hacerle un favor", espetó.

Es un "grupo terrorista" que no está estableciendo un Estado, sino "un dominio sobre las poblaciones que tienen la desgracia de estar bajo su férula y a las que privan de su patrimonio histórico", apuntó.

Consideró que el contrabando de bienes culturales, sobre todo en mercados ilegales de Europa y Estados Unidos, financia las operaciones de los grupos terroristas que usan ese patrimonio como lo hacen con el petróleo o las sustancias ilícitas.

Pignatelli, que trabajó en su país para introducir el castigo penal de este tipo de delitos, concluyó que quienes compran esos objetos, "son naturalmente, delincuentes" porque saben que proceden de museos o campos arqueológicos donde hay conflictos armados.

rqm

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