Como un autor que abrió un nuevo panorama en las letras y que como director de Literatura del INBA hizo importantes aportaciones, fue recordado por amigos y colegas el escritor , quien dejó de existir el 26 de junio pasado.

En un acto en el , Hernán Lara Zavala, Luz Elena Gutiérrez, Ignacio Trejo y Sara Poot recordaron los atributos literarios de Sainz, a quien se considera un parteaguas de la literatura mexicana, como lo fue José Agustín, con quien formó parte de la llamada literatura de la Onda.

Lara Zavala recordó que Sainz con “Gazapo” y José Agustín con “De Perfil” abrieron un nuevo panorama en las letras, por la inclusión de personajes jóvenes, muy de la época y con un lenguaje fresco, no el explorado y explotado por otros autores como Carlos Fuentes, Martín Luis Guzmán y Ricardo Garibay.

Para Lara Zavala, la originalidad radica en que desde “Gazapo” su autor ya tenía el anhelo de experimentación con el lenguaje y las estructuras narrativas, que lo llevó a la utilización de recursos novedosos en sus novelas como, por ejemplo, contar la historia en un plano no lineal, intercalar escenas, poner diálogos que pueden venir antes o después, así como inventar sueños, lo que le da profundidad, complejidad y atractivo a su obra.

También destacó su humor cáustico, sabroso e interesante, que hicieron de títulos como “La princesa del Palacio de Hierro” (1974), con el que obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia, y “Obsesivos días circulares” (1969), una literatura imborrable.

Luz Elena Gutiérrez, quien fuera alumna de Sainz, celebró que este homenaje se realizara justamente en el Palacio de Bellas Artes, ya que fue un lugar recurrente en la novela de “Gazapo”, pues sus personajes continuamente acudían a los conciertos.

Recordó que “Gazapo” fue un acontecimiento literario en México, y acotó que pese al lenguaje fresco, Sainz siempre tuvo una preocupación por la buena escritura y la exploración de las posibilidades de la expresión literaria, por ejemplo con la conjunción de voces, ya que era un conocedor de la literatura estadounidense, europea, latinoamericana y mexicana.

Al respecto, el escritor y crítico literario Ignacio Trejo Fuentes advirtió que Sainz “leía como loco y sabía como dos locos” y lo recordó por sus importantes aportaciones al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), donde fungió como director de Literatura.

Sainz fue quien inventó las presentaciones de libros como las conocemos en la actualidad, pues antes se hacían sólo con amigos en una casa o restaurante donde no había público ni prensa, abrió espacios a la difusión de las obras en lecturas realizadas en el Palacio de Bellas Artes, donde invitaba a personajes de la talla de Mario Vargas Llosa y Mario Benedetti, aderezadas con magníficos cocteles.

También ideó la apertura de la librería e instauró el suplemento cultural “La semana de Bellas Artes”, uno de los mejores que ha habido en México y que llegó a tener tirajes de 300 mil ejemplares.

Por ello, Ignacio Trejo se pronunció porque alguno de los espacios que existen en el Palacio de Bellas Artes lleve el nombre de Gustavo Sainz, propuesta que fue vivamente aplaudida por los asistentes.

En su oportunidad, Sara Poot, la moderadora de la mesa, lo recordó jovial, entusiasta, chistoso, en cuya casa al parecer no había cama, pues estaba llena de libros, alebrijes y películas.

Gustavo Sainz (Ciudad de México, 1940) falleció el pasado 26 de junio en la ciudad estadounidense de Bloomington, Indiana, en cuya universidad se dedicó a la academia y donde dirigió más de 40 tesis de doctorado.

rqm

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