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Gabriel Bernal Granados logra en Murallas un texto redondo y recóndito que explora de nuevo uno de los temas que lo seducen: las fisuras de la memoria. Esta vez se adentra en esa exploración a través de un joven que se parece a él, y que comienza narrando en primera persona hasta que el relato pasa a tercera persona en un libro que se soslaya en la promiscuidad de los géneros, que también es una constante en la escritura del escritor nacido en 1973.

“Murallas tiene un punto de partida autobiográfico. La rememoración y la remembranza juegan un papel importante en su confección, sin embargo diría que el tema del libro son las fisuras que tiene la memoria en el momento en el que uno se propone estructurar una historia y recordar. Cuando uno recuerda en realidad lo que uno hace es falsear los hechos, la memoria es mentirosa”, señala.

Bernal Granados asegura que hay ingredientes, circunstancias, personajes y situaciones que él quería rescatar del baúl de la memoria, pero conforme se fue desarrollando el relato lo que en un principio era una recreación descarada, los hechos reales se convierte en hechos imaginados.

Murallas podría leerse como una meditación sobre el carácter aleatorio y falible de la memoria. Cuando uno cuenta historias necesariamente hay cosas que omites, otras que inventas, condimentas, editas. Mientes en definitiva. Vivimos en un mundo falso o reconstruido, personal inventado. Memoria para mi es sinónimo de invención, de ficción, de irrealidad, y en eso reside parte de su carácter seductor que al recontar una historia y al reconstruirla como en el caso de este libro, lo que estamos haciendo en el fondo no es si no aportar algo nuevo a esa realidad preexistente”, afirma.

Este libro que ha editado la Dirección General de Publicaciones de Conaculta en su serie El Guardagujas y que se presentará mañana, a las 19 horas en el Centro Cultural Elena Garro, ha dejado satisfecho a Bernal Granados. “En Murallas está todo aquello que no sucedió, la conquista en todo caso tendría que ver con el lenguaje, la pintura juega un papel importante porque a lo largo de mis últimos libros la pintura ha sido una constante”.

El también autor de En medio de dos eternidades, Viaje al país de la errata y Detritos, además de director del sello Libros Magenta, junto con Ana Rosa González Matute, asegura que en este breve libro hay un hilo conductor que estructura todo este relato que da la impresión de anarquía y azar, porque la realidad es que tiene una unidad narrativa, posee una solución unitaria de la historia.

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