Con Miramar, David Miklos cierra un ciclo literario que arrancó hace una década con La piel muerta, novela que antes de que termine el año se publicará traducida al inglés en la editorial Litoral. Han sido los 11 años más intensos y productivos para el escritor y editor nacido en San Antonio Texas, en 1970: ha publicado nueve libros, ha editado 41 números de la revista Istor, ha formado una familia y tuvo una hija.

Ahora con Miramar (Textofilia Ediciones) hace un alto y cierra un ciclo al concluir un libro de libros, para emprender al menos dos nuevos proyectos: una novela mexicana situada en el futuro, y una investigación histórica seria sobre él mismo. “Esa investigación tiene que ver con mis orígenes de manera realista y cómo se construye el sujeto histórico a partir de uno mismo. Estoy leyendo mucho sobre el peso del pasado hoy, sobre el peso del historiador hoy, sobre la permanencia del pasado hoy y sobre cómo se construye el tiempo en la historia”, señaló el narrador.

En entrevista, el autor de La piel muerta, La gente extraña, La hermana falsa y Dorada,aseguró que en Miramar habla mucho de las circunstancias en la que se escribió La piel muerta, por lo que Miklos revivió un poco ese momento. “Esa novela, La piel muerta, es el punto de arranque de un proyecto narrativo y Miramar es el punto de llegada; pienso que logré agotar esa voz y ahora estoy como tratando de construir algo distinto”.

David Miklos aseguró que Miramar fue muy accidental, el libro fue a petición de Textofilia y dijo sí con una idea muy vaga, pues lo que quería era retomar el cuaderno de viajes de su estancia en Venecia y en Trieste; las anotaciones que hizo para La piel muerta e incluso la primera versión de esa novela a la que debe tanto.

“Decidí repasar ese diario y ligarlo con otros dos momentos, un momento de escritura presente y otro de escritura futura; el protagonista de la novela no es un escritor, es la escritura en sí y cómo esa escritura va transformando a este escritor en su devenir y cómo se hace un juego entre lo que es la literatura pura y dura y más oculta y más secreta y la literatura que está hecha para vender; en la tercera parte tenemos a un escritor exitoso que escribe el último episodio de una larga serie de libros de novela negra y se da cuenta que no tiene más que decir y al clausurar esa parte de su existencia se clausuran todas las demás hasta que se descubre enfrentado a la propia escritura que queda ahí deambulando como una especie de fantasma”, afirmó el escritor.

Miklos quiso entonces que Miramar arrancara en un momento presente, es decir, la voz explicándose en su devenir; de ahí que hizo un repaso del proyecto narrativo que empezó hace 10 años. “Miramar es un ejercicio libre de imaginación. Sí, hay cosas de mí pero de forma travestida, volcada en una voz y en un personaje que es una especie de doble”.

En estos 10 años, el autor ha cambiado también su proceso creativo. Aunque no es un escritor que planifique demasiado, tiene varios proyectos andando simultáneamente, por eso pudo publicar nueve libros en los últimos 10 años.

Hoy es un escritor adaptable. “En la escritura día con día en mi devenir cotidiano no tengo requirimientos más que haya algo de tiempo para escribir. Me he acostumbrado a escribir en una casa con tres niños, tres gatos, dos tortugas y ahora un perro. Soy muy adaptable en ese sentido, sin embargo cuando uno viaja y uno se traslada y entra a otro tiempo ajeno al tiempo del devenir cotidiano, habitual, algo se abre también en la escritura; para mí es muy fácil escribir en avión. Me fui despojando de mañas y escribo cuando puedo y cuando me dejan y luego uno se da cuenta que escribe más que cuando hacía todos estos rituales extraños para sentarse”.

Tras ponerle punto final a Miramar, Miklos ha decidido cambiar de aires y tiene un proyecto en curso muy distinto, aunque no ha empezado a escribirlo en forma. Se trata de un proyecto muy concreto, compuesto de varias partes y con varios hilos narrativos pero muy cerrado en sí. “No es como un libro de libros, como pasó con mis libros anteriores, esta es una novela muy mexicana”.

Se trata de una historia planteada en un futuro no muy lejano pero imaginario porque el realismo duro no le gusta. Se ha metido en archivos muertos que tiene en casa, ha recuperado una historia que tiene que ver más con su propia historia y está haciendo una investigación más formal, más como historiador.

El punto final a un proyecto literario y sus pasos firmes en esta nueva empresa literaria le hacen decir que ha sido una muy buena década como escritor y como editor de Istor. “Ha sido mi década más productiva a partir de que cumplí 34 años y ahora que cumpliré 45”.

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