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De manera aislada existen en México iniciativas y actividades artísticas para los adultos mayores. Más allá de talleres y espectáculos, de casas de artesanías o sesiones de cuenta cuentos para los abuelos, no hay ni en las instituciones culturales ni en las de salud un programa que perfile lo artístico y creativo como opciones para la población mayor de 60 años que hoy asciende a 9% y que en 2050 será 21.5% de los habitantes del país, de acuerdo con cifras del INEGI.

Investigadores del Instituto Nacional de Geriatría reportan que no se han hecho mediciones que determinen el impacto que la cultura y el arte pueden generar en estas personas.

En muchos casos, el arte se equipara a un entretenimiento como lo pueden ser el Tai Chi, el tejido o la gimnasia.

Hay artistas que por su cuenta han generado proyectos especializados para esa población. Esa es la historia de Soy Pájaro A.C., Laboratorio Gerontológico Teatral fundado en 2010 por el director y dramaturgo Josafat Aguilar Rodríguez, como respuesta desde el teatro a una visión limitada de la sociedad contemporánea frente al envejecimiento y la vejez.

A través de talleres y de obras de teatro con adultos mayores Soy Pájaro no sólo ha abordado temas complejos como el maltrato a los adultos mayores —que dio pie a su obra A cinco dardos—- sino que el grupo como tal está integrado por personas de la tercera edad, algunas no libres de enfermedades y discapacidades. Pero más que terapia, ellos buscan en el teatro una opción de conocimiento y crecimiento.

El director Josafat Aguilar Rodríguez, quien estudió Literatura Dramática en la UNAM, cuenta: “Mucha gente lo ve simplemente como ‘entretente mientras te mueres’. Es terrible. Creo que sí tiene que haber un sentido de desarrollo, un reto humanístico, una búsqueda, no porque tengas 60 años vas a dejar de tener sueños”.

La tesis de Josafat Aguilar es usar el teatro como herramienta gerontológica y geriátrica en pro de una mejor calidad de vida. Para su trabajo debió estudiar y conocer cómo cambia el cuerpo del adulto mayor. De ahí, fue aprender a separar lo que es terapia de su investigación: “Utilizar la palabra terapia con el adulto mayor es partir de la enfermedad. La vejez no es sinónimo de enfermedad, pero la sociedad, la mercadotecnia, los productos comerciales y los prejuicios te bombardean todo el tiempo. Entonces relacionas la vejez con la patología”.

El proyecto partió de reconocer las capacidades de percepción específicas de la realidad de las personas de la tercera edad. “Un adulto mayor puede tener experiencias estéticas muy complejas, no complicadas, y lo que busco es sacar provecho a esa capacidad. Hay gente sin educación, que no sabe leer, que tiene un conocimiento muy amplio y una sensibilidad increíble”.

Aguilar considera que el adulto mayor tiene un bagaje de vida que puede utilizar, si él lo decide, en un área artística. Soy Pájaro trabajó de la mano de especialistas del Instituto Nacional de Geriatría en la puesta A cinco dardos, que regresará en noviembre al teatro Sergio Magaña. Prepara una nueva obra, Nenitas, y este mes inicia un taller con adultos mayores en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco.

Sin mediciones. “Cuando el adulto mayor se dedica a una actividad artística hay procesos consecuentes: socialización, relaciones intergeneracionales e inclusión social”, concluye la maestra Sara Torres, investigadora en Ciencias Médicas del Departamento de Epidemiología Demográfica y Determinantes Sociales del Instituto Nacional de Geriatría. La especialista encuentra que son pocos los trabajos de artistas o de investigadores que plantean proyectos artísticos serios para adultos mayores.

“Lo que hizo Josafat es lo más sistemático. Sé también de la investigación de Azucena Guzmán sobre danzón y demencia”. La doctora Guzmán, quien trabaja al respecto en la Universidad de Edimburgo, estudia principalmente la aplicación de la música y el baile para “disminuir la conducta disruptiva y mejorar estados afectivos en adultos mayores con y sin demencia”, como explicó en un email.

Sara Torres matiza el impacto del arte en esta población: “Yo me atrevería más a apostar por indicadores en cuanto a estados de ánimos, depresión y ansiedad, porque lo cognitivo sería más complejo de demostrar. La creatividad que se desarrolla con las artes apoya más el bienestar emocional, las relaciones. Una persona que se encuentra en interacción con otros seres, que no está aislada, puede llevar a mejor término cualquier enfermedad, puede incluso evitar enfermedades”.

Toda forma de creación artística, ya de por sí plantea una relación con otros, con el medio, con la naturaleza: “Aunque el adulto lo haga sólo, aunque sea pintura, es una forma de relacionarse con el medio y por medio de la pintura transmite lo que están sintiendo. Como es una expresión creativa, el arte lo que permite es un bienestar al expresar lo que no se puede decir de otra manera. Como científico social sí puedo decir que incide en su calidad de vida al transmitir de esa manera lo que les pasa. Y si hay calidad de vida, pueden mejorar en sus enfermedades”.

Torres cita que en México, en asociaciones que estudian el Alzheimer, en el Instituto de la Memoria, en León, se ha implementado músico terapia y arte terapia, al igual que en algunos asilos del Distrito Federal.

Desde otras instancias. En el país existen instituciones como el INAPAM (Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores) que sólo en la ciudad de México tiene cuatro centros culturales donde se ofrecen algunas actividades de entretenimiento incluidas artesanales y artísticas.

En instituciones de salud como en el Instituto Mexicano del Seguro Social su área de Cultura ofrece un festival quincenal en el teatro Juan Moisés Callejas, a un costado de Paseo de la Reforma, que es exclusivo para adultos mayores; entre junio de 2014 y mayo de 2015 hubo 26 eventos del festival y se alcanzó una audiencia de 6 mil 910 personas.

Diana Heredia, jefa de la División de Desarrollo Cultural del IMSS, agrega que en los centros de seguridad social en todo el país han formado grupos de socioalumnos de adultos mayores que toman clases de muchos temas en cultura: papel, cartón, coro, textil, artesanías, grabado, pintura. También hay de deporte y capacitación o prevención de la salud. Lo cierto es que no son sólo para adultos mayores. El IMSS cuenta también con centros de artesanías que son más especializados, con equipo, hornos para cerámica, materiales para escultura, telares para textiles; estos centros también dependen del área de Cultura y los adultos mayores son algunos de sus mayores visitantes.

En el IMSS, los coordinadores han encontrado que los adultos mayores son un público fiel, atento a los programas, que comparte la experiencia con sus amigos y familia.

En la cultura. Para las personas de la tercera edad, que otros llaman adultos en plenitud, no hay una coordinación en instituciones de Cultura. Existen acciones separadas: Conaculta reporta que desde el Fondo de Atención a Públicos Específicos, en 26 estados de la República, se da atención a adultos mayores, a reclusos y a enfermos. Indica que en los estados se apoya con recursos, compañías de teatro o especialistas, diplomados, talleres, cursos o eventos. Agrega que la Coordinación Nacional de Literatura del INBA realiza los festivales del Foro Internacional de Narradores Orales Cuéntalee, dos veces por semana, donde participan “adultos en plenitud”, y que Culturas Populares tiene un programa con visitas guiadas y talleres como el de tejedores de memoria.

Josafat Aguilar opina: “Aún falta mucho en las políticas culturales del país, se siguen viendo asistenciales. No se toma en serio que estas personas tienen algo que decir y que son interesantes, valiosas humanísticamente. Quizás el mayor problema es que hay muy poca profesionalización. Algunos hacen teatro con adultos mayores pero lo tomaron como su cuarta o quinta opción”.

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