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El viejo policía sabe bien a donde voy; sino fuera por él, seguro llego tarde. El Metro Refinería es el lugar más cercano para llegar a la edición 36° de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ); pero al salir no hay señales más que las indicaciones del oficial.

Afuera del Metro sigo a las uniformadas multitudes de niños enfilados y tomados de la mano que son notorios por ser el día inaugural del festival.

Hace 25 años, cuando la Refinería de Azcapotzalco fue clausurada, era difícil pensar que ese sitio podría convertirse en el Parque Bicentenario, lugar de jolgorio cultural para niños y jóvenes.

La nueva edición del festival se realiza por vez primera fuera del Cenart, su hogar habitual durante 20 años. En la conferencia inaugural, Paola Morán, directora del evento, dijo que el cambio de sede representa una oportunidad para ampliar el enfoque de la feria.

Otra novedad es que Colima se convierte en el primer estado invitado, por lo que también estuvo presente el gobernador, José Ignacio Peralta, quien reconoció la importancia del vínculo cultural con su entidad: “Los colimenses somos silenciosos, como los personajes de Juan Rulfo, creativos, como las obras de Alejandro Rangel Hidalgo y nostálgicos, como las pinturas de Alfonso Michel...”

También está presente con actividades programadas el Año Dual México-Alemania. El embajador Viktor Elbling mencionó: “México es un país de libros, un país de cultura, y en un momento en que se habla de crear muros, debemos buscar en la literatura formas de abrir caminos y crear puentes: la lectura une al mundo”.

Marina Núñez Bespalova, directora General de Publicaciones de la Secretaría de Cultura, indica que “esta feria es la más importante en su género en Iberoamérica”, y la da por iniciada. Hay un payaso que toma fotos en la sala y aplaude; esta feria pinta diferente.

Recorrerla llega a ser muy divertido: una animada batalla de rap, en el Foro Corazón de tinta, entusiasma a los niños de secundaria, que gritan cuando el moderador del duelo pide una ovación; mientras, los preescolares que ya se aburrieron con las rimas, ruedan colina abajo llenándose de pasto.

Se agendaron 2 mil 359 actividades y 350 presentaciones editoriales, por lo que suele haber opciones para todos: adultos y niños sentados escuchan a un hombre enfundado en el sombrero y la locura del Quijote que les cuenta viejas aventuras a nuevos lectores, en el Foro Reino Fantasía; los Niños cantores de Colima ilustran una imagen impoluta con boinas, bermudas y corbatas mientras cantan en el salón Asteroide B-612; el Foro Ciudad Esmeralda es lugar para que Grettel en forma deguiñol, del cuento de los Grimm, nos cuente sus penurias.

Además de los 46 mil títulos exhibidos, entre los más de 130 expositores se ofrecen también comics, álbumes con estampas, figuras para armar, juegos de mesa y estrategia, así como figuras didácticas para neonatos. En los estands hay lugar para editoriales conocidas, dependencias estatales, universidades, compañías independientes y compañías jugueteras.

Entre tanta muchedumbre es fácil encontrar al personal que, vestido de amarillo, brinda información a los perdidos; fue hasta que encontré un mapa que pude entender la disposición de la copiosa actividad. Bomberos, policías y paramédicos también acompañan el vaiven infantil.

Los talleres juveniles enfocan la energía de los muchachos en la elaboración de creaciones artísticas o aproximaciones divertidas a la ciencia. Se encuentran en lugares cercados y exclusivos para tal actividad. Hay también opciones para practicar el reciclaje y para acercarse a canales de televisión pública o participar en transmisiones de radio o televisión.

La pompa y reverencia que caracteriza a un evento de tal naturaleza se pierde con facilidad dadas las condiciones del espacio y el brío juvenil: un grupo de niños ensucia su uniforme al jugar fútbol con una botella, junto a un escenario que presenta teatro guiñol.

Hay espacio para diversión con un balón, para escuchar un cuentacuentos o para revisar la gran oferta editorial y para comer en las bancas.

Por otro, es una pena que el Museo se encuentre tan lejos de la concentración multitudinaria; presenta exposiciones sobre árboles y poesía de Octavio Paz, acompañada de pinturas y poesía de Colima, así como una muestra de ilustradores mexicanos y alemanes. El Foro Liliput también se encuentra en el fondo del parque. Los blanquecinos personajes de Judith Drews o los realistas retratos de Sonja Damowski esperarán a que aumenten los visitantes en el fondo de la feria.

“¡Maestra! ¡Maestra!” es la frase que con mayor frecuencia puedo escuchar, acompañada del ímpetu desesperado de los infantes que quieren ir a ver un libro, comer su lunch o ir al baño.

La feria, que termina el 21 de noviembre, abre a las 10 horas.

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