El Gobierno de Brasil autorizó la investigación de una píldora que supuestamente combate el cáncer y que ya es usada por pacientes, en medio de una controversia pues la Sociedad Brasileña de Oncología y la Asociación Nacional de Salud son contrarios a su consumo por falta de estudios clínicos.

Se trata de una sustancia denominada fosfoetanolamina sintética, la cual se probará, en una fecha sin determinar, en mil pacientes de cinco hospitales de Sao Paulo.

Para ello, las autoridades destinarán 2.62 millones de dólares a la investigación de la "píldora remedio" que desarrolla el químico y profesor de la Universidad de Sao Paulo Gilberto Chierice.

Según el investigador, esa sustancia química tiene propiedades antiinflamatorias relacionadas con la defensa del organismo y actúa adhiriéndose a las células cancerígenas, a las que supuestamente provoca la muerte programada.

Esas conclusiones llevaron al profesor brasileño a distribuir el medicamento a través del Instituto de Química de São Carlos, dependiente de la Universidad de Sao Paulo, e incluso algunos pacientes dejaron a un lado tratamientos médicos, como quimioterapia o radioterapia, ante la fe que pusieron en el remedio de Chierice.

"Estoy segura de los beneficios de la fosfoetanolamina, que son instantáneos. Hasta he olvidado tomar los medicamentos para el dolor", declaró a Efe Bernadette Cioffi, diagnosticada con metástasis ósea y quien reclama que el remedio no sea clandestino.

Otra usuaria es Nathy Estevam, quien decidió parar la quimioterapia cuando comenzó a tomar la píldora experimental: "Yo viví el dolor, la angustia y la desesperación esperando la muerte en una cama. La 'fosfo' quitó mis dolores y me permitió tener una vida de nuevo", apuntó.

Como Estevan, otros pacientes han reclamado ante la Justicia que se reparta gratuitamente esta píldora, que ya están tomando algunos enfermos tras diversos fallos judiciales favorables a su administración.

Sin embargo, la Agencia Nacional de Salud (Anvisa) se ha mostrado contraria a su consumo por la falta de ensayos clínicos en seres humanos y porque no está registrada ante el organismo, una preceptiva para que su uso sea aprobado por la Administración.

En términos similares se ha expresado la Sociedad Brasileña de Oncología (SBO), que advierte de que la sustancia tiene que ser probada clínicamente con el fin de evitar riesgos para la salud.

"Acogemos con gran satisfacción el desarrollo de un estudio serio con la molécula, pero es necesario evaluar si el medicamento es realmente eficaz, ya que muchas cosas pueden distorsionar los efectos de la sustancia", manifestó la oncóloga Angélica Nogueira, miembro de la SBO.

"El posicionamiento de la entidad es proteger a los pacientes y para eso cualquier medicamento tiene que pasar por las etapas de desarrollo en animales y, si demuestra la eficacia previa, se pasa a estudios en humanos", explicó.

A pesar de que su remedio no tiene autorización oficial, Chierice estimó que cerca de 60 mil personas han utilizado la píldora durante sus 25 años de investigación, período en que el profesor, según dice, ha visto "respuestas positivas" en los pacientes.

Según Chierice, la producción de la píldora cuesta unos 0,10 centavos de dólar.

Durvanei María, investigador del Laboratorio de Bioquímica y Biofísica del Instituto Butantan, quien evalúa los efectos de la fosfoetanolamina en células tumorales y normales, lo que se considera la fase pre-clínica de la investigación, presentó recientemente sus resultados y dijo no haber encontrado respuestas negativas.

kal

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